Relatos Perdidos

CAPÍTULO 21

Adán Bishop

Odio los días nublados, los días de lluvia, siempre me molestaron, a pesar de que tengo unos treinta y tantos años sigo poniendo mi mueca molesta ante estos días.
«como si fuera un adolescente».

Me levanto, «como siempre» con los pantalones del uniforme puestos. Una pequeña cábala para que me de suerte en todo el día.

Hoy será un día largo, tedioso, uno de los que tantos odio.

Papá, el jefe Bishop ya dictó las órdenes, y las tengo que obedecer al pie de la letra, si no, él, el maldito gordo hijo de su bendita madre prometió matar a Ámbar, mi pequeña hermanita, hermana de vínculo, no de sangre.
Algún día lo mataré, le pondré dos balas en el pecho, balas de su preciado revólver que siempre lleva puesto, hasta en las noches de sueño.

Pero, por más que lo deseé, quiero que sufra, que sus crímenes salgan a la luz del día, que se vuelva loco y que todos lo miren por lo que es: un maniático, un loco, un psicópata desquiciado que se esconde tras su pequeña fachada de "Policía bueno".

10:20 A.M:

Ya es hora de hacerlo, me pongo la última parte del uniforme sobre mi musculosa blanca y tomo el teléfono.

Presionó los números correctos para llamar a Dennis, (irónicamente ese es mi verdadero nombre y no la peste está de "Adán").

-El objetivo es Magali, ya sabes de que família, no hay que dañarla, ni tocarla, sólo asustarla. - le comente y escuchó su pequeña risa gruesa salir del parlante.

-Mi soldado le dará el susto de su vida, dalo por hecho pequeño ternero.
Corto.
Sé lo que hará, no sólo la asutara.

-la violara -Dijo el gato negro sobre mi cama.

-Siempre hablando en el peor momento ¿Verdad pequeño ratón?. Eres un Loquillo.
Lo tomo de una de sus orejas y lo acarició.

-Tu eres el loco que habla con un gato. Y ratón...

-Sí, estoy loco.

Aveces me olvidó de dejar este hábito de crear conversaciones con cosas o animales que no pueden emitir ninguna palabra.
«Estoy loco».

Cierro la puerta y me encaminó (lento) hacia la famosa casa, mi casa, la casa Gratha.
No me queda muy lejos, quizás once o doce calles, regalado.
Tengo que limpiar el sótano, quitar las manchas blancas de algunas paredes y pintar la puerta de negro. Y sin olvidar de dejar algún olor específico, el que sea.
Todo eso es muy importante en la escena de un crimen, de cualquier índole cuando se hace en un mismo lugar, disfrazar el lugar con otros olores, colores y ponerles algo que los atraiga, en este caso (como en todos los casos en los que estuve obligado a participar), una máscara de color blanco, con líneas negras, una de esas que se compran en cualquier tienda de disfraces. Regalado.

Herramientas fundamentales del crimen que mi papá, Bishop me enseño de pequeño, antes de enterarme de lo que realmente pasó con mi verdadera família.

Suicidarse sería buena opción. Pensé, y si lo es, una bala en la cabeza y todo terminaría en la oscuridad, o quizás quemandome en el infierno.

Pero ¿de qué serbiría?... Mi muerte seria en vano, Bishop se saldría con la suya. Y lo que es peor aún, el maniático de Dennis también se saldría con la suya. Y sin importar nada seguiria abusando, matando, violando, atemorizando, y un sin fín de etceteras, y todo eso cubierto por Bishop.

Todos somos heroes en nuestras propias historias, todos pensamos que estamos haciendo lo correcto y nos auto denominamos como "buenos" cuando en realidad no lo somos, solo somos acciones y el mundo se divide en fuertes y deviles, y no en bueno y malo.
La realidad siempre duele, pero siempre llega, no soy una persona buena, eso lo sé, no hace falta que un jurado me juzgue.