21/ ¿Dónde demonios está?

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- ¡Me duelen las piernas, rubia! ¡Y soy una Alpha! -. Dijo con frustración Zenda, mientras se sentaba con brusquedad debajo de un árbol-. ¿Dónde se metió ésta niña?

Rose la miró con también frustración en su hermoso rostro. Y tomó asiento a su lado, en el fresco y verde césped.

- No lo sé cariño, pero la encontraremos. No pienso dejar a una niña sola, no podría-. Se quedaron en silencio.

Hasta que oyeron un ruido.

- ¿Porqué me buscan?-. Dijo una voz, sobresaltandolas.

Eileen estaba colgada en el árbol donde ellas estaban, mirándolas mal.

- ¡Niña! ¿Dónde estabas?¿Cómo desapareciste?-. Le Preguntó Zenda con reproche-. ¿Crees que te mandas sola? ¡Me tenías con el Jesús en la boca!

Eileen la miro raro, reprimiendo una sonrisa. Claro, que Rose pudo notar aquello, pero decidió no decir nada.

- Mira, las vengo siguiendo desde hace dos horas, treinta y siete minutos y 45 segundos y contando, y no se dieron cuenta-. Les dijo mirándolas con altanería-. Menos mal que no las voy a matar, porque sino, ya estarían del otro lado.

De un salto, quedó sentada frente a ambas sobrenaturales.

- Eileen, ¿Porqué estás sola?

- Ya me habían preguntado eso antes, y ya les respondí. No repito las cosas dos veces, mujer-. Le dijo a Rose, de forma lenta, pero no de malas-.

Zenda giró los ojos, y la miró con los ojos entrecerrados.

- Sí, nos dijiste que te habían...¿expulsado? Bueno, algo así-. Le restó importancia Zenda-. Pero, ¿Qué te hicieron tan malo, que no sientes pena ni por las personas que te dieron la vida?-. Preguntó de una forma suave.

Eileen miró para otro lado. No solía confiar en nadie. Ni en su propia sombra. ¿Qué les hacía creer que lo sería con ellas? Unas buenas intenciones no son suficiente. Al menos no para ella.

- Lo siento, pero no les diré eso. Son prácticamente unas completas desconocidas para mí-. Aclaró-. Además, están retrasando mi camino. Debo encontrar dónde vivir y con ustedes persiguiendome no puedo.

A Rosalie se le iluminó el rostro y miró a Zenda con una gran sonrisa.

Y Zenda sabía exactamente lo que estaba pensando. Estuvo a punto de cuestionarme si era una buena idea, pero vamos, es Rosalie Hale. No la haría cambiar de idea ni en mil años.

Además, no es capaz de negarle algo. No a ella.

- ¿Qué te parece vivir con nosotras? Estamos aquí por un tiempo, pero luego regresaremos a nuestro pueblo, y podrías venir con nosotras. Allí tenemos familia, y podrías formar parte si así lo quisieras. Pero si no, te podríamos dejar en donde tú quieras. Sea cual sea el lugar-. Al ver que Eileen iba a replicar, volvió a hablar-. Y no. No pienso dejarte sola aquí, Eileen.

Eileen suspiró frustrada. Veía la determinación en su mirada. No desistirá.

- Bien. ¡Demonios! ¿Porqué eres tan...?.¡Ash!-. Comenzó a caminar detrás de Rose, quien caminaba en dirección a su casa en Italia, con una gran sonrisa de satisfacción.

Zenda, divertida, se acercó al lado de Eileen.

- Ya te acostumbrarás. Así es mi rubia, se hace lo que ella dice-. Dice soltando un suspiro de enamorada-. Dime, ¿tú tienes novio, o novia?

Eileen se ríe con ganas y la mira con diversión.

- Créeme, es mejor que no sepas esas cosas. Mi especie no es de los que se controlan demaciado-. Así, se adelanta, y deja a una Zenda confundida detrás.

- ¡Niña...!-. Comienza, pero es interrumpida por Eileen.

- ¡Qué no me llames niña, perra!-. Le grita.

- ¡No me digas perra, señorita!-. Le responde en falso tono enfadado.

- Pero se supone que si eres hombre lobo, eres un perro. Y si eres mujer...eres una perra. Acéptalo, perra.

Eileen se estaba matando de la risa por dentro, pero por fuera seguía con su rostro inexpresivo.

Y Zenda...bueno, Zenda quería que entendiera, que perra no es un apodo que le agradará.

- ¡Oh! Ya verás cuando te atrape-. Le amenaza la loba, comenzando a correr con velocidad sobrehumana.

Eileen se ríe, y corre a una velocidad moderada, ya que Zenda no está transformada y no seria divertido ganarle sin cansarla.

- ¡Atrapame si puedes, anciana!-. Le grita de vuelta.

- ¡No soy una anciana, niña insolente!

- ¡Que no me digas niña, perra anciana!

Rosalie las mira con una sonrisa de ternura. Cree firmemente que se llevaran bien. Son más parecidas de lo que creen. Y tiene la esperanza, y la sensación,  de que esa niña, vino a cambiarles la vida para bien.

Espera que así sea.

Y así, corren como locas maniáticas, a lo que más tarde, Rose se une a ellas, riéndose a carcajadas cuando Zenda se frustra por lo lograr alcanzar a Eileen.

Están locas.

¿Y qué?

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Atte: Lucerna_Stella ♡

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