Ya habían pasado semanas desde la recuperación de Zenda. Los lobos y los vampiros se estaban llevando mejor que nunca y todos estaban enterados del día especial que sería hoy.Claro, todos menos Zenda.
Rosalie estuvo toda la madrugada arreglando su lugar especial. Aquella pradera en donde ambas habían tenido su primera cita, y su primer beso.
Decoró todo con ayuda de Alice. Había luces colgando, pareciendo lluvia de luciérnagas entre árbol y árbol.
Guirnaldas hechas con flores silvestres, decoraban las copas de los pinos, cayendo en forma de espiral en lo largo de estos.
En el centro de todo, habia una mesa vintage, con un mantel de encaje. Encima de esta, el postre favorito de Zenda. El cual no la habían dejado comer en casi dos meses. Por su delicada salud.
En los alrededores, grandes maceteros y jarrones, estaban explotados en flores de todos los colores. Los más vivos y bellos.
Todo se veía mágico, y simplemente, perfecto.
Rosalie se vistió con su mejor vestido de color blanco, con un estilo arreglado pero sencillo.
Zenda por su parte, optó por unos shorts negros, y una blusa corta con brillos del mismo color.
Cuando Rosalie llevó a Zenda, le tapó los ojos con una banda. Y, para no retrasar el camino, la llevo a velocidad vampírica.
Al llegar, la sujetó de los hombros.
- ¡Me voy a caer si no me agarras bien, rubia!- Le dijo Zenda con pánico.
Rose soltó una risita.
- No te soltaré , cariño.- Le dijo con ternura.-...¿Lista?
Zenda asintió frenéticamente. Amaba las sorpresas.
- ¡Por supollo, qué sí! - Dijo como si fuera una niña.
Rose la sacó la venda, y Zenda se quedó mirando todo en silencio, seria.
Rosalie sintió miedo y tristeza de que no le gustara.
- ¿Te gusta?
No fue hasta que vió las lágrimas de felicidad que salían de los ojos de su compañera, que comprendió que sí.
- ¡Esto es hermoso, amor! Nadie había hecho algo tan lindo por mi...- Susurró conmovida y con emoción.
Rose sonrió más tranquila, y la llevó hasta la mesa.
- ¡No puedo creerlo! ¡Brownies con helado y Nutella!- Grito eufórica.
Y comenzó a comer con entusiasmo, mientras hablaban con el amor y naturalidad que era común en ellas.
Cuando Zenda acabó su postre, Rosalie le indicó que se parara en el centro de un círculo de flores, formados por los jarrones.
Zenda extrañada, lo hizo. Rose se arrodilló frente a ella, y sacó una pequeña caja de terciopelo rojo.
Dentro de esta, había un anillo de compromiso, con una gran piedra negra, redonda, con pequeños diamantes rodeandola.
Zenda llevó sus manos a su boca de la impresión. De la emoción y de la euforia del momento.
Rosalie se sentía nerviosa, hasta que fijó sus ojos en la persona que más amaba en el mundo. Y se sintió en paz.
Una sola mirada de ella logró recordarle el porqué todo eso valía malditamente la pena.
Zenda, era quién valia la pena.
- Tú me enseñaste a vivir cada día como si fuese el último y a no tenerle miedo al soñar con un futuro mejor. Cambiaste mi mundo monótono por una realidad alegre y colorida.- Comenzó a decir Rose.- Me enamoraste con detalles, me enseñaste lo que significaba amar. Contigo no tengo miedo al futuro y estoy decidida a que seamos felices por toda la eternidad.- Los ojos de Zenda se aguaron.- Cuando siento tu abrazo, sé que nada puede hacerme daño, cuando me pierdo en tu mirada, me queda claro que no hay mejor mujer que tú para mí.
Zenda no cabia en sí misma del amor que sentía. Las lágrimas de felicidad no paraban de caer de sus oscuros ojos.
》Estar a tu lado es disfrutar de la vida, me has dado alegría y seguridad. No hay un solo día que no te ame con locura, te has convertido en mi fuerza y mi felicidad. Te amo más que a nada, mas que a nadie, y mas que a todo. Lo siento cuando mi pecho se llena de ese calor humano al estar a tu lado. Al verte sonreír, o cuando tu bellos ojos se iluminan al verme, con esa luz especial. Especial y hermosa.
》Es simple lo que quiero decirte. He decidido pasar el resto de mi vida a tu lado prometiéndote amor eterno, la firma de esa decisión es este anillo… Ahora la pregunta es ¿aceptas ser mi esposa?- Zenda no lo dudó ni por un segundo. Se lanzó a los brazos de Rosalie y la abrazó con fuerza. Su cuerpo tenía tanta alegría acumulada que era imposible separarse de ella.
- ¡Por supuesto que sí! ¡SI, sí , sí!- Dijo con emoción, y a los gritos. Sí, Zenda era un poco muy escandalosa.
Pero a Rosalie, le parecía que sus "defectos", la hacían aún más perfecta.
Se separó de ella, y Rose tomó su mano, colocándolo suavemente en el dedo anular de su mano izquierda, aquel hermoso anillo.
Luego, juntaron sus labios en un beso lento, tierno, lleno de tanto amor, que lograría erizar los vellos de sus brazos.
- Te amo Lobita -susurró en sus labios.
Zenda sonrió abriendo los ojos, conectandolos con los dorados de su impronta.
- Y no sabes cuánto yo a ti, mi rubia - Le dijo, para luego volver a besarla.
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¿Estoy gritando como una fan loca? Por supollo que sí.
Pregunta!
¿De quién les gustaría que fuese la historia que subiré después de terminar esta?
. Seth bebé precioso Clearwater .
. Jacob soy ardiente Black.
. Paul papi rico Lahote.
. Edward 'toy buenísimo Cullen.
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Saludos ♡
Atte: Lucerna_Stella.
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Mi Loba © *En Edición*
Fanfic| ꜱ ᴀ ɢ ᴀ | ᴀ ᴍ ᴏ ʀ ᴠ ᴇ ʀ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ ʀ ᴏ {1} | Zenda regresa a Forks, particularmente con su familia, los Quileutes. Una cosa lleva a la otra, y esta se encuentra en el instituto de Forks, dónde va la familia Cullen. Gracias a ello y a las no tan c...