Yoongi despertó aquella mañana con la noticia de que ése día llegaría otra interesada en ganarse el trono a su lado, así que la sola advertencia de su madre de comportarse, hacía que su día se convirtiera aún más pesado. No bastaba con que todos los días recibiera regalos de las y los plebeyos de su pueblo como una forma de "gratitud" por dar lo mejor de sí para mantener al pueblo estable, aunque lo más probable sería que tuvieran un nivel alto de avaricia como los herederos de reinos vecinos.Así que, comenzó su día terminando sus labores para liberar un poco de su estrés en su entrenamiento diario de espadas junto a su maestro Lee Sung, una leyenda en Japón por ser uno de los mejores espadachines que pudiese tener, aunque ahora solo era un viejo retirado que conseguía dinero extra dándole lecciones y gracias a eso, las habilidades de Yoongi eran reconocidas por su propio padre, que conseguió llevarlo a su primera batalla entre los ruegos de su madre, sin embargo, nadie esperaba que regresara intacto y con la admiración de su pueblo.
Ahora, se encontraba cabalgando a nieve, su caballo. Necesitaba despejar su mente antes de tener un encuentro aburrido con otra conquista. Las anteriores siempre llegaban con la cabeza baja, sumisas, disculpándose por todo y haciendo cualquier cosa que le ordenara, sin embargo, les ponía una prueba final que los ahuyentaba. Convicción, era lo que buscaba.
Cuando levantó la mirada, encontró a una persona que jamás haya visto, de pie, en medio del campo donde estuvo dándo vueltas. De seguro una nueva candidata llegó sin darse cuenta, por lo tanto, quiso divertirse un poco y ahuyentarla para poder seguir hundido en sus pensamientos.
—¡Jo!
Vociferó agitando las cuerdas, haciendo que su caballo tomara más velocidad en dirección a la persona que parecía inmutarse ante la avalancha que se le aproximaba.
Siguió con el plan hasta que notó que la persona no hacía ademán de sentirse perturbado o asustado, solo mirándolo con ojos divertidos, así que no le quedó de otra más que detenerse tirando de las cuerdas, justo a unos centímetros de provocar un fatal accidente.
Nieve rodeó al visitante desconocido mientras Yoongi lo observaba de pies a cabeza. No era una doncella, sino un príncipe que era bendecido por una gran belleza de la que se sintió perturbado por un segundo, en especial de aquellos ojos como el cielo amplio y perfecto.
— Tu nombre.
Ordenó sin dejar que su rostro demostrara lo consternado que estaba por la visita inesperada de ése hombre que con solo su presencia cautivó su interés.
— Supongo que ha pasado tanto tiempo que has olvidado mi nombre.
Yoongi frunció el ceño al escuchar como se dirigía a él informalmente.
— ¿Osas burlarte de mí?
Hoseok sonrió.
— Por supuesto que no, su majestad.
Hizo una reverencia y a mitad de camino, se detuvo para levantar el rostro, guiñar un ojo y sacar la lengua en un gesto gracioso.
Solo entonces, Yoongi pudo reconocer a la persona que tenía frente a él.
Pasó tanto tiempo desde la última vez en que lo vió que olvidó por completo sus rasgos, incluso consiguió olvidar el sentimiento que carcomía el fondo de su pecho con todos los recuerdos en su infancia que le hacían latir el corazón de un principiante en el amor. Pasó día y noche preguntándose dónde quedó aquel niño que permaneció a su lado y por supuesto, causó un gran revuelo a su mente cuando se vió separado de su primer amor cubierto con una fina capa llamada "amistad". Pero ahora, lo tenía a escasos centímetros, luciendo tan diferente que no podría reconocerlo entre la multitud, mas su belleza resaltaría donde quiera que estuviese; el cabello castaño, ondulado y largo a la altura de la cintura, misma que se reducía y que provocaría la envidia de muchas féminas; la piel brillante como el mar y se imaginó hundiendo sus dedos debajo de ella solo para sentir su calor; sus labios finos con el singular lunar sobre el inferior como una invitación atrevida de un casto beso que despertaría las bajas pasiones hasta del más casto hombre sobre la faz de la tierra; una nariz perfecta como la luna en fase creciente; y sus ojos ¡Que los dioses le dieran un respiro! Tenía los ojos más claros y azules que jamás hubiese sido capaz de presenciar, aquellos que con solo contemplarlos unos segundos podría catapultar su alma a lo más alto y estrellarlo de vuelta a la tierra.
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THE KING & THE BOSS 【YOONSEOK】
FanfictionDonde la líneas del pasado y el presente es dividida gracias a la maldición de la muerte debido a una confusión que llevará al arrepentimiento. Yoongi, el rey de la dinastía Joseon. J-Hope, el asesino rebelde del siglo XXI. Suga, el jefe de una mafi...