La sensación de que algo malo sucedería al atravesar las puertas del templo Min, provocó que su estómago se retorciera seguido de un frío terrible en la espalda.Un presagio de algo desagradable en su contra.
Pensó en las palabras de Namjoon, aquel hombre que sólo estuvo soportándo sus quejas y llantos acerca de Suga sin pedir nada a cambio. Decir que era un buen hombre le causaría gracia, debido a la sangre manchando sus manos; era solo el hecho de que en su maldad siempre encontró la bondad necesaria para apiadarse de él cuando necesitaba un hombro donde desahogarse. Le debía muchas cosas a Namjoon, pero en su propia mente retorcida, el rostro de Suga seguía apareciendo.
Deseaba con ganas que su corazón hubiese caído enamorado de Namjoon, sin embargo, sus problemas de atención encajaron perfectamente en las caricias y labia de Suga.
Azotando la puerta de su camioneta, se dispuso a entrar al templo, donde esperaba con ansias entrar a su habitación y escuchar un terrible sermón de Suga sobre su corta ausencia.
Los hombres de Suga le daban una mirada piadosa sin poco disimulo en su andar por los pasillos que pronto le parecieron eternos. Sus manos comenzaron a sudar y su cerebro comenzó a olvidar como respirar tranquilamente. El corazón latía como si estuviera a punto de conocer al mismo diablo, aunque no había una diferencia exacta entre ambos seres.
El sonido de las suelas de sus botas militares era amortiguado por la suave alfombra que fue puesta de forma ridícula para darle un toque elegante al viejo templo Min. La única propiedad heredada a Suga, el resto fue arrebatado por sus caprichos.
Con su pequeño tic, Hoseok sacudió su cabeza ligeramente a la izquierda tratando de volver a su realidad.
Caminó directo a la habitación principal que compartía con Suga, dispuesto a abrir de par en par para recibir de una vez por todas el sermón venenoso por parte de su jefe, sin embargo, se detuvo de golpe al escuchar un sonido que conocía perfectamente. Acercó la oreja a la madera barnizada y escuchó de nuevo un gemido suave que era atravesando a duras penas la madera que bloqueaba su vista.
Aquello solo significaba una cosa, Suga estaba cogiendo con Jimin.
Apretando la mandíbula y con pecho agitado, se dispuso a dar media vuelta, pero pensó que aquello podría ser una buena oportunidad para afirmar, de una vez por todas, a su corazón, que Suga no era el hombre que cambiaría con la inmadura idea del amor. Así que, más dispuesto que un soldado yendo a la guerra, se volvió para tomar con fuerza la manija de la puerta. Tomó un respiro entre el sonido de los gritos placenteros de Jimin y abrió solo por unos centímetros, lo suficiente para poder echar un vistazo.
La escena era demasiado erótica. La cama era un desastre al igual que sus cuerpos bañados en sudor. Suga estaba sentado con el cuerpo de Jimin de espaldas entre sus piernas, sus manos recorriendo su cuerpo blanquecino, entre sus piernas y sujetando su cuello mismo que era adorado por sus labios. Jimin parecía disfrutar de los movimientos de caderas, dejándose llevar por el placer que Suga le proporcionaba. Y como si de telepatía se tratase, levantó la mirada como si supiera que estaban observándole, encontrándose con los ojos llenos de rabia de Hope. Fue cuando se aprovechó de su ligero descontrol emocional para burlarse en su cara con una sonrisa descarada al compás de sus gemidos por las repentinas embestidas de Suga.
Hope cerró la puerta y comenzó a andar a pasos pesados, conteniendo las lágrimas bloqueando su visión y el impulso de arrebatarle el arma a uno de los centinelas que rondeaba el lugar, para dispararles a quema ropa a esos malditos hijos de puta, que solo causaban estragos en su mente.
Era un gran incredulo en pensar que Suga estaría esperándolo preocupado, inclusive molesto por su repentina ausencia. El maldito desgraciado solo esperaba el momento oportuno para esperar a Jimin en su cama, la misma cama que compartía con él, donde dormían.
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THE KING & THE BOSS 【YOONSEOK】
FanfictionDonde la líneas del pasado y el presente es dividida gracias a la maldición de la muerte debido a una confusión que llevará al arrepentimiento. Yoongi, el rey de la dinastía Joseon. J-Hope, el asesino rebelde del siglo XXI. Suga, el jefe de una mafi...