XI

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Aún parecía todo un sueño. Desde despertar en una época pasada hasta verse caminando por los pasillos de un impresionante palacio. No era como si fuese la primera vez que lo veía, es solo que con el paso del tiempo, quizá, en su época parecía viejo y desmantelado. Ahora todo parecía tener brillo, hasta el mismo suelo.

— Mi señor, es mejor que regrese a la cama.

Sí, incluso el muchacho sosteniendo su brazo, junto a él, parecía irreal.

— Ya te dije que estoy bien. Si paso más tiempo en esa cama moriré de verdad. He tenido peores momentos— Recordó las veces en que casi muere de verdad por defender la vida de Suga. — Todo por él— Murmuró.

— ¿Cómo ha dicho?

Hope rodó los ojos.

— Que me lleves a un lugar donde pueda respirar aire en paz.

Jungkook asintió.

Juntos caminaron lejos del palacio donde se extendía un hermoso jardín y donde se vislumbraba un enorme árbol de cerezo, el más grande que sus ojos hubiesen visto.

Con cuidado, tomó asiento en una de las bancas y observó como el aire mesía las hojas, provocando que cayeran en forma de lluvia y li hicieran sentir dentro de un cuento de hadas, solo que parecía estar en una historia de horror y drama.

— Mi señor, ¿Desea algo más?

Hope observó al muchacho.

— Agua. Necesito agua.

— Bien. Iré a traerla por usted.

Hizo una reverencia y se marchó.

Hope pudo tener la paz y privacidad que necesitaba. Se recostó en el árbol y cerró los ojos por un momento.

"Le corté la cabeza, está muerto"

Recordó las crueles palabras de Yoongi.

No podía creer que Suga hubiese muerto tan fácil después de tantos atentados contra su vida, morir en manos de su "gemelo" parecía increíble. Tal vez no estaba muerto, quizá sólo era una forma de mantenerlo en línea.

Su cabeza comenzaba a doler.

Suga, Yoongi. Yoongi o Suga.

Físicamente eran idénticos en rostro, incluso mantenían la misma cicatriz en el rostro, unas pequeñas diferencias en cabello y personalidad, por lo demás era la misma persona. Aunque podría reconocerlos. Suga era firme, con carácter inquebrantable, cruel y vengativo. Seductor y peligroso. En cambio, Yoongi, a pocos días de conocerlo, era fácil saber que su personalidad no era como la pinta, por un lado es frívolo e inteligente, pero por otro lado, era dócil y atento.

Ambos lograban entrar a su mente para hacer un terrible desastre, justo como ahora lo hacía.

Amaba a Suga debido al tiempo en que pasaron juntos y la deuda que tuvo con él, incluso hasta el último segundo de la redada que armó junto a Namjoon para atraparlo, se sintió arrepentido, con ganas de regresar y salvarlo, aunque siempre recordaba lo descarado y cínico que era junto a Jimin y olvidaba el resto. Mas ahora que sabía que estaba muerto...

— No, no puedes estar muerto.

Se tranquilizó a sí mismo dándose un ligero masaje en la frente tratando de calmar su malestar.

Suga era como una mala hierva, no podía morir con facilidad ¿o sí? Debería dejar de pensar en esas cosas y concentrarse en la situación actual.

Estaba en lo que parecía una época feudal, sin armas, herido y encerrado en un palacio junto a un emperador obsesionado con un tal Hoseok, de quién no tenía idea.

THE KING & THE BOSS 【YOONSEOK】 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora