XVI: Únete

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- Ven, cariño - susurró mi pequeña eriza mientras yo corrí tras ella, sabía que esto era imposible, pero aún así continuaba avanzando.

- María - susurré acercándome hasta ella, lentamente toque su mejilla, era suave, y desprendía un aroma a lilas, tal como ella era, solo faltaba un detalle, estaba más fría que la nieve.

- Estas aquí, creí que jamás te volvería a ver - pronunció mientras besaba lentamente mis labios, estrañaba esa sensación.

- Te extraño - murmuré.

- Igual yo - me respondió de forma dulce mientras tomaba con sus pequeñas manos mi rostro - pero podríamos estar juntos - añadió, yo la mire extraño, espero que no se refiera a... - solo debes hacer algo.

Lentamente se fue alejando, no sabía que hacer, ¿debía dejarla ir?, ¿debía seguirla?, todo estaba siendo confuso, María no estaba aquí, fue una estúpida ilusión.

- Ven conmigo - escuché una vez más el llamado de su voz.

- Si, Shadow, ven con nosotros - ahora la voz cambió, la reconocí al instante, Mephiles, ese maldito engendro.

- Pudrete - musité con los puños cerrados y un gran dolor en el pecho.

- Únete a mi, Shadow - volvió a repetir.

- Solo así estaremos juntos - nuevamente mi chica se acercaba a mi y tomaba mis manos uniendolas a su pecho, su latido no estaba ahí, pero yo la estoy viendo, esto tiene que ser real.

- Shadow - escuché tras de mi, la voz era suave, pero había algo de preocupación en el tono.

...

Todos estamos por acercarnos al portal, siento una terrible necesidad de voltear, no se por que, entonces lo hago. Puedo ver como Shadow besa de forma romántica a una eriza, solo que sus púas son oscuras, sin brillo y... Sin vida, aunque esa silueta me... Resulta familiar...

- María - susurré recordando aquella foto que me mostró Rouge.

Escuchó una voz, aunque está un poco baja, no logro entender bien, sea lo que sea que pasa no me agrada mucho.

- Shadow - llamo al erizo mientras veo como sus orejas se mueven al escuchar mi voz, la chica con la que esta simplemente me dirige la mirada, eso es algo que jamás olvidaré, sus ojos, son como un hoyo negro, no había nada, esa no era María, eso me quedaba claro.

...

- ¿Quién es ella? - me preguntó ocacionando que yo voltee de reojo, aunque claro, ella devolvió mi rostro de inmediato.

- No es nadie - respondí con tono bajo deseando que Rose desaparezca de aquí.

- ¿Estás seguro? - volvió a preguntar con un tono más fuerte, yo comienzo a ponerme nervioso, María no gritaba, ni siquiera se molestaba.

- Shadow - me vuelve a llamar, esta vez volteo por completo y tomo su mano hasta acercarme a la eriza detrás nuestro.

...

Shadow se está acercando con esa cosa sujetada de su mano, al momento de estar frente a frente una energía invisible me invade haciéndome ver a María, la original, con todos los colores que la caracterizaban.

- Rose, ella es María. - me presento a lo cual ella me extiende la mano.

- Un gusto - añade con una sonrisa, pero puedo notar su molestia.

- Hola, mi nombre es Amy Rose - respondo de forma cortés - y él viene conmigo.

...

La mano de Rose rodea mi muñeca y en un segundo siento como tira con fuerza y ambos caemos un par de metros lejos de ella.

- ¡¡Qué mierda!! - expulsó mientras le arrebato el control de mi mano.

- ¡¡Ella no es María!! - responde de inmediato señalando al lugar donde estábamos, y, era sierto, ella ya no estaba, en su lugar se veía el monstruo multidimensional, Mephiles había llegado.

- Bien hecho Amy Rose, nunca nadie había podido librarse de mis trucos - susurraba con rabia mientras nos colocabamos de pie.

Bien, es ahora o nunca.

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𝙏𝙝𝙚 𝘾𝙤𝙣𝙚𝙘𝙘𝙩𝙞𝙤𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora