XXI: La Última Forma De Vida Perfecta

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Recordaba haber sido criado por esos dos humanos, a ella la llamaba madre, y a él padre, juntos en una ciudad con gente como yo, mobians, y con gente como ellos, humanos, después conocí a María, fuimos amigos desde niños hasta que nos convertimos en algo más, luego ella murió, y ellos también, quizá ese bastardo los mató, no lo descarto, pero sin duda la calidez de su mano se sentía bien, aunque, luego lo recordé, el inicio de mi aventura, el conocer al Team Sonic, Silver, Blaze y Scourge, luego el encuentro de los Babylon Rouges, después a la coneja, todo habrá sido en vano si acepto su poder, él podrá ser mi hermano, pero ellos son mis amigos, mi familia.

Me detuve, logré contener mi mano y enderece mi rostro para verlo a los ojos.

- No se como estás aquí, pero no aceptaré esto, ya te eliminé una vez y nada me impedirá volver a hacerlo.

Y desaparecí, comenzando a correr por el túnel, él me seguía a una velocidad sorprendente, pero yo era más rápido, necesitaba serlo, "las esmeraldas, colocalas en un círculo, imbécil" me repetía en mi mente, eso sonaba bien, me detuve de golpe y saque todas las coloridas rocas en mis manos, él se detuvo, parece que las conoce y que le aterran, las solté en el suelo y... Por caos, una incandescente luz dorada me cegó.

El calor en mi cuerpo se exparcia, sentía algo deslizándose por mis venas, sentía como si todo fuera posible, me sentía fuerte, sabio y poderoso, el poder corría en mi, literalmente, un tono dorado apareció cubriendo mi pelaje negro por todas partes, salvo mis betas rojas, esas solamente se llenaron de fuerza, de vida.

Mis ojos destellaban más que nunca, era un nuevo Shadow, no, mejor aún, era la forma de vida perfecta.

Mephiles retrocedió con temor observando mi incandescencia, miré lentamente mis manos intentando descifrar que podía o no podía hacer.

- Eres grande, Shadow, totalmente perfecto - habló, aunque no voltee a verle.

Mi mano dio un giro por detrás de mí hombro y luego una lanza brillante se formó poco a poco hasta tener un largo de 40 centímetros aproximadamente.

- No lo hagas.

Me advirtió, aunque está vez simplemente lo ignoré.

Nuevamente volví a hacer eso, su peso era increíble, y por su reacción supuse que debía doler.

Tire una y otra vez, algunas lanzas no daban en el blanco, pero al menos podía frenarlo, otras cinco más y luego seguí corriendo hacia el futuro.

Pude observar el último túnel, estaba lejos, pero finalmente logré llegar.

- ¡¡No lo hagas!! - escuché a mi lado derecho - ¡¡No entres a ese lugar!!.

...

El espacio estaba como nuevo, no era nada de lo que fue antes, máquinas iluminadas y miles de laboratorios con sustancias para mi desconocidas, supongo que tarde o temprano podré encontrar a quien sea que terminó a "Iblis".

- Aquí está - habló una mujer alta con cabellos marrones alborotados y unas grandes gafas azules, parecidas a las del viejo Gerald, solo que ella se veía... Atractiva.

- Lo logramos - comentó otra voz, esta vez fue una de tono grave, era de un hombre - para que confiar en alguien más, si puedo confiar en mi mismo.

Ambos rieron de forma paranoica, entonces el hombre salió a la luz, era totalmente increíble, era una fea y gorda versión de la mujer a su lado.

Aunque su nivel de locura era diferente, el de ella era superior, pude sentirlo.

- Mephiles, es momento de liberarte en el mundo, el año de la conexión a llegado.

- ¡¡Doctor!!.

- Vaya, amigo, ¿Qué sucedió?.

- Él ya está aquí.

- Bien, Shadow, cariño, es hora de que conozcas a tú familia.

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𝙏𝙝𝙚 𝘾𝙤𝙣𝙚𝙘𝙘𝙩𝙞𝙤𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora