Nevada (Anne x Gilbert)

Capítulo 16

Y así fue como los meses fueron pasando. La universidad dejaba exhaustos a nuestros protagonistas, y no ayudaba en nada el hecho de que no se hablaran por vergüenza o miedo —además de la falta de un celular o computadora—.

Solo sabían detalles pequeños por parte de Cristine y Roy, que eran novios. Roy le preguntaba a Cristine por Anne —a petición de Gilbert, que le pidió a Roy que no mencionara nada y este no le hizo caso porque le contaba todo a su novia—, y Cristine le preguntaba a Roy por Gilbert —también a petición de Anne, que al enterarse de que el novio de Cristine tenía un compañero llamado Gilbert y, además era Blythe, unió cabos y quiso saber qué estaba pasando con él—.

El primer año de la universidad estaba, oficialmente terminado. Anne volvió a Avonlea, feliz, y deseosa de estar nuevamente en su trabajo de quitanieve. También de poder ver a su perrita, a la cual había nombrado Esek. En su residencia no permitían animales, pero Jerry se había ofrecido a cuidarla mientras esta iba a la universidad. Y podría haberse la dejado a Marilla, pero la mujer estaba bastante enfadada porque Anne fuera a Queen's y ni loca cuidaría la mascota de la chica mientras ella iba a la universidad.

Fue un día de esos, cuando quitaba la nieve de la casa de los Blythe, que Ania salió y le sonrió, al igual que le entregó una tácita con café con leche. Gilbert le había contado a su madre que Anne era adicta a ese líquido mezclado.

—Gracias, señora Blythe —murmuró Anne, bebiendo de su café con leche, felizmente—. ¿Ha sabido algo de Gilbert?

Ania asintió, pesarosa y con tristeza fingida, pues con su hijo habían hecho un plan para sorprender a Anne en navidad.

—No volverá a cass este año —dijo, para sorpresa de Anne. Está se quedó con la boca abierta. ¡Tenía esperanzas de hablar con él en navidae y confesarle todo lo que sentía!

Había estado pensando eso el último mes. Quería, por sobre todo, que él supiera que lo quería. Mucho. No importaba si no sentía lo mismo por ella.

—Oh... —fue lo único que salió de la boca de Anne.

Y, ahora no podria hacerlo hasta quien sabe cuando.

Fue por esa razón que, apenas llegó a su hogar, le robó secretamente el celular a Jerry —que dormía plácidamente en el sillón, si darse cuenta de nada— y marcó el número de Gilbert que había memorizado también secretamente.

Al tercer pitido, él contestó.

—¿Hola?

Anne estuvo apunto de decir algo, cuando escuchó una voz que no era de Gilbert, a través del teléfono. Era una chica. Y extrañamente le parecía conocida esa voz. Pero lo que la hizo callar, fue que la voz dulce de ella dijo un "Amor, ven aquí".

La mente humana tiende a especular rápidamente y pensar una y otra vez en las miles de posibilidades que podría tener un evento del que no sabe mucho. Eso le pasó a Anne. Colgó la llamada, con su corazón dolido, pensando que el chico, probablemente estuviera con una nueva novia.

Y Gilbert, en su habitación de la residencia, vio con extrañeza que el número desconocido había cortado.

—¡Amor! ¡Te dije que vengas! ¿Por qué no me vas a ayudar a ensayar? La señora Rachel me dio el papel principal en la obra navideña —chilló una enfadada Christine en dirección a Roy, que miraba su teléfono con extrema concentración, pues estaba en una partida online jugando un juego de dragones y cosas extrañas.

Christine había llegado allí esa misma tarde, porque junto a Roy y Gilbert volverían a Avonlea.

—¡Espera un poco, por amor de Dios! ¿Crees que puedo ponerle pausa a una partida online? ¿ONLINE? ¿Entiendes eso? SIGNIFICA QUE TODOS JUGAMOS EN TIEMPO REAL Y NO SE PONE PAUSA, CHRISTINE.

Gilbert soltó una carcajada, pero se calló cuando Christine entrecerró los ojos en su dirección para proceder a apagarle el Internet a Roy, causando que su partida online acabará abruptamente.

Y mientras estos discutían sobre juegos y actuaciones, Gilbert pensaba en Anne. Y en lo mucho que anhelaba contarle lo que sentía.