Capítulo 2

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Se podía ver las siluetas de dos chicos caminando por la calle. La nieve cubría el césped y de vez en cuando caía a montones desde el techo de las casas.

—¿A qué casa irás a limpiar? —preguntó Jerry, tomando un sorbo del termo con café para luego dárselo a la pelirroja.

—Josephine —contestó ella. Dejó que el líquido se deslizara por su boca, directo a su garganta, haciendo esfuerzos por calentarse un poco. Ese invierno estaba siendo mucho más frío que de costumbre—. Quiere que despeje el camino para Rollings. Creo que hoy tiene que entrar y salir todo el día, cosa que se le dificultaría teniendo la nieve entre sus pies.

La chica le pasó nuevamente el termo a su amigo.

—El señor Barry me pidió que fuera a Carmody y le entregara una nota de su mujer a la modista. Al parecer el hecho de que él tenga automóvil y unos veinte sirvientes no sirven —murmuró el castaño—. Pero al menos me pagan, así que no debería quejarme.

—No te quejas por ello —replicó Anne—. Te quejas porque sigues rencoroso de que hayan despedido a tu madre y no a ti.

Jerry suspiró. —Tienes razón.

La muchacha de cabello rojo asintió. Paseó su mirada por la gran casa por la cual estaban pasando y se le quedó mirando.

—Ahí vive Gilbert —le dijo el chico.

Anne alzó una ceja, rascándose la barbilla. —¿Gilbert?

—El chico que estudió en casa toda su infancia, ya sabes, ese Gilbert.

—El esnob —dijo ella, en un tono de inocencia y burla.

Jerry rodó los ojos.

—Es un buen chico, y jamás he escuchado que sea lo más remotamente parecido a un esnob. Solo que es un poco tímido. Y no tiene amigos más que el hijo de los Spurgeon, que tampoco es la muestra clara de el ser más consciente.

Dieron una última mirada a la casa de Gilbert antes de doblar la esquina.

—Además, es el primero de su clase —volvió a hablar el castaño—. Quizá sea esnob, pero de que es inteligente, lo es. Al parecer quiere ser doctor.

—Suerte con ser doctor en Avonlea University.

Otro deje de burla.

—¿Tú crees que iría a Avonlea University? —se mofó Jerry—. Tienen dinero, Anne. Probablemente lo envíen a Queen's y lo acepten de inmediato. O a cualquier universidad de la que pueda salir graduado como doctor. Bueno, no todos podemos nacer con la misma suerte. Al menos él sí que sabe aprovechar sus beneficios.

—¿Por qué dices eso?

—Porque por el apellido de su familia puede ir a donde se le venga en gana. Él nunca dice nada, pero Moody asegura que Gilbert conoce todos los museos, planetarios, bibliotecas y cualquier sitio lleno de cultura que haya en Canadá.

—Eso sí que es tener suerte.

El castaño asintió, dándole la razón. Pronto se separaron, pues el camino de Jerry se desviaba del de Anne. La pelirroja afirmó su pala con las dos manos luego de decirle a Jerry que se quedara con el termo, para llegar con más rapidez a la gran mansión de Josephine Barry.

—Señorita Shirley —saludó Rollings al momento de abrir la puerta. Encontró a una pelirroja respirando con agitación, las mejillas rojas y sus trenzas un poco desarmadas—. Pareciera que tuvo una pelea en pleno Armagedón, señorita.

—Es que me perdí hablando con los árboles —confesó la chica, riendo fácilmente—. Y luego caí en cuenta de que era tarde.

Rollings esbozó una sonrisa y la dejó entrar. No era la primera vez que eso pasaba y probablemente esta no sería la última.

Nevada (Anne x Gilbert)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora