Capítulo 5

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Dos días después de esa hermosa tarde en donde Gilbert y Anne compartieron uno que otro sueño, ella se encontraba quitando la nieve de la casa de los Blythe. Antes de ir ahí, había pasado por la mansión de Josephine y la de los Baynard, aunque a los últimos les hizo el trabajo gratis. Después se lo cobraría a Jerry obligándolo a comprarle unas galletitas.

La chica levantaba la pala llena de nieve con un poco más de esfuerzo del que siempre hacía, debido a que estaba cansada. Se había quedado despierta la mayor parte de la noche recordando que un día diecisiete de diciembre, ella y Diana Barry se conocieron. Con un suspiro, alejó esos pensamientos de su mente. Ya había pasado el tiempo y la chica pelinegra se veía bastante feliz con los otros esnob de su clase social. Ellos estarían a la altura que Anne no podría haber estado jamás.

—Pareces cansada —dijo el chico Blythe. Anne ni siquiera se había dado cuenta de que él había salido de su casa hace dos minutos y que la miraba como si fuera el ser más maravilloso de todo el mundo. Probablemente lo era en el pequeño mundo de Gilbert.

—Solo tengo sueño —contestó ella con una sonrisa. Enterró la pala en la nieve y la lanzó a un lado, mucho más alejado del garaje. Era un jodido inmenso garaje en donde había un jodido auto seguramente último modelo—. Y, no es por ofender, pero que jodido garaje más grande, por el amor de dios. ¿Has escuchado ese dicho "menos es más"?

—Um... si.

—¿Y qué piensas al respecto?

Gilbert se sentó en la escalerita, apretando la chaqueta contra él. Hacía bastante más frío de lo normal.

—No lo sé.

—Yo creo que tiene razón. —Lanzó nieve—. Si es menos, es mejor. Aunque claro, eso no tiene nada que ver con el chocolate. Con los dulces, más es mejor.

El pelinegro notó que ni el sol podía hacerle competencia al brillo natural de Anne.

—Perdóname —murmuró—, pero no me gusta el chocolate. Y... creo que difiero de que en los dulces "mas es mejor". El dulce no es muy bueno para los cuerpos y mucho menos en grandes cantidades. Hay varias enfermedades degenerativas que las produce el dulce. O la sal, eso también hace mal. Preferiría que consumieras menos azúcar, no me gustaría verte enferma, sería muy triste y quizá también me ponga mal. Me pondría bastante mal verte enferma y no poder ayudarte.

Era un futuro doctor, es obvio que no desaprovecharía la oportunidad para advertir a alguien de una posible enfermedad. Y teníamos un punto clave que Anne notó. Con ella, parecía hablar mucho más y a Anne le gustaba escucharlo hablar.

—¿Qué es una enfermedad degenerativa? —preguntó esta. Sabía muy bien cuales eran, pero extrañamente quería escucharlo decir más palabras que solo monosílabos. Se encontró a si misma con muchas ganas de escucharlo hablar por horas. Aunque sea de un tema tan morboso como una enfermedad.

Y le gustó descubrir que con ella ya había dejado la timidez de lado.

—Es una afección crónica —comenzó a decir el chico—, generalmente, que produce cambios degenerativos en las células, provocando que el tejido u órgano que se ve afectado, empeore con el tiempo.

Ania Blythe los miraba desde la ventana. Ella sabía que el cambio que en su hijo se había producido era debido a aquella chica pelirroja llena de vida. Y le gustaba. Le recordaba bastante a la protagonista de uno de sus libros favoritos, la profeta Annelisa. Que casualidad que incluso el nombre fuera igual. Pero lo que más le gustaba de aquella chiquilla, era ese brillo en sus ojos. 

La mujer de cabellos negros podía no ser una adivina, pero estaba segura de que aquellos dos terminarían enamorados. Y ella sería testigo de ese amor que sería quizá lento, despacio, deslizándose por los corazones jóvenes de Anne y Gilbert. Su hijo ya se estaba enamorando. Y también estaba segura de que la chica pelirroja lo haría, porque sino fuera así, Anne no miraría —inconscientemente—, a Gilbert de esa forma. Como si lo que dijera él no fuera más que la absoluta verdad. Lo miraba como si no existiera nadie más en todo el mundo. Sí, Ania estaba total y completamente segura de que sería así.

Nevada (Anne x Gilbert)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora