WARNING: Diabetes alert
-•-•-•-•-•-•-
"Si no puedes decirlo, tal vez puedas escribirlo" le habían dicho Chuuya y Dazai.Sentado a su amplio y antiguo escritorio, se había encerrado en su alcoba para escribir.
Las palabras no eran lo suyo y lo sabía. Sus emociones se manejaban de una manera que no parecían suyas, y le ahogaban en su profundidad.
Convenciéndose a sí mismo de cuán patético debía de verse y cuán ridículo era escribir una carta, deslizó sus dedos hacia el cajón del escritorio con más dudas que certezas. Lo abrió con cuidado, sobresaltándose ante el sonido de las maderas frotándose, y tomó una de las pocas plumas que había allí, más costosa que Atsushi y todas sus pertenencias.
Había sobre la mesa un cúmulo de hojas que no recordaba haber puesto, ni mucho menos comprado. Debía ser obra de su hermana queriendo tapar el vacío de ese escritorio.
¿Para qué querría hojas y plumas si carecía de una familia a la cual escribirle? Era como el coronel; no tenía quién le escribiera.
Se creía indigno de tomar el arte entre sus manos; los artistas habían nacido para el amor, pero él era una máquina de matar que solía estar llena de odio.
Solía estar lleno de odio hasta que conoció a Atsushi y dejó que le limpiara el alma.
Deslizando la pluma entre sus delgados dedos y tocándose los labios mientras miraba la inmensidad del escritorio, pensaba en qué podía ser dicho en una carta, puesto que simplemente escribir un me gustas en un papel era patético de más, y no tenían quince años; es más, era una actitud de colegiales, y era irónico cuando ninguno de los dos había pisado una escuela en su vida.
Tomó una de las hojas y la posicionó frente a él.
Querido Atsushi escribió con timidez para luego borrar con molestia. Era lamentable.
Se golpeó la frente e hizo una bola con el papel para arrojarlo a su espalda. Veía tantos papeles frente a él que le urgía arrojarlos. Su perfeccionismo no le permitiría realizar un mamarracho; necesitaba que quedara impecable, o se fastidiaría y se la estamparía en la cara a Atsushi de un golpe, y eso no era ideal. Sin embargo, quedaba como un plan b.
Tomó otro papel del manojo y lo colocó en el mismo lugar que el anterior. Basándose en su error anterior, encabezó la carta con un simple Atsushi. Jinko era muy hostil, y aunque tuviese un sentido nulo de romanticismo, sabía que no era el camino a seguir; y querido Atsushi era meramente estúpido y empalagoso.
Supuso que el siguiente paso era conseguir un estilo de escritura que escogiera palabras y expresiones que no espantaran a Atsushi, ni por su dureza ni por su cursilería.
Antes de ahogarse en un vaso de agua y entrar en pánico, se fue por la tangente. Comenzó con lo básico: la estructura. Si no podía llegar al punto de manera directa ni por escrito, embellecería el panorama con explicaciones y vueltas hasta que pudiese solucionar los problemas consigo mismo y su falta de expresión.
Atsushi
He decidido plasmar en tinta aquello que he querido decirte.
—Bien hecho —se dijo a sí mismo, mordiéndose el labio fastidiado—. Parece una carta escrita por Ozaki-san.
Suspiró y retomó lo que le concernía.
Aquello que he querido decirte y que la cobardía me ha impedido.
Mencionar su propia cobardía, o un defecto, ya era un acto de honestidad de su parte. Estuvo apunto de retractarse, mas era una manera de equilibrar la balanza y no dar la apariencia de engreído que solía portar. Se moría por agregar que, de hecho, también era culpa de Kyouka, pero culpar a una niña de catorce años no era una jugada limpia.
ESTÁS LEYENDO
Erozai ||Shin Soukoku/Soukoku||
FanfictionDazai tiene el descabellado presentimiento de que su subordinado actual y el antiguo se sienten atraídos el uno por el otro. Por lo cual decide arrastrar a su pareja, Chuuya, en un plan para unirlos.