Octava parte: Volviendo

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Hazel

Volver a la escuela para algunos significaba volver a tener tarea, levantarse temprano e ir a las clases de las materias que más odias. A Hazel eso no le importaba, para ella volver a la escuela era volver a esa sesión de insultos antes de cada clase, recorrer la escuela de un extremo a otro para encerrarse en un baño y comer su almuerzo, sentarse en la parte trasera del salon y undirse en su asiento y esperar...¿Esperar que? No lo sabía, no esperaba nada de nadie y nadie esperaba nadie de ella. Detestaba eso. La primera semana siempre era difícil, volver a acostumbrarse a esa rutina que tanto odiaba.

Apenas era miércoles y ella ya estaba cansada. Volvió a casa en cuanto sonó la campana. Después de la muerte de su madre una señora llamada Héstia la adoptó, desde entonces había vivido con ella. Hazel sabía que era afortunada, no estubo por mucho tiempo en el orfanato. Hestia era dueña de una cafetería por lo tanto siempre había buena comida y ella era de las personas más amables del mundo.

Hazel se sentó en su cama y empezó a dibujar. Cuando dibujaba no había nada que la molestará. Alguien tocó el timbre varias veces, Hazel bajo a abrir la puerta pensando que era el vecino buscando a su gato que siempre se metía en el jardín de la casa. Se sorprendió al ver que no era el vecino, en la puerta había un chico pálido de pelo negro con una chamarra de aviador.

- Buenas tardes, ¿Aqui vive Hazel Di Angelo?
- Si, soy yo pero mi apellido es Levasque, mi papá es Di Angelo yo no llevo sus apellidos.
- Yo soy Nico...Nico Di Angelo, tu hermano o medio hermano en realidad pero...
Hazel lo abrazo. No sabía porque pero necesitaba hacerlo, sabía que él era su hermano. El le devolvió el abrazo después de la sorpresa inicial.

Los hermanos estaban sentados en la sala mientras comian galletas de diferentes sabores y hablaban sobre sus vidas de los últimos años, claro que la morena dejo a un lado todo lo que le hacían en la escuela. Hazel sentía una alegría inmensa, ella sabía que tenía un medio hermano pero nunca le dió la suficiente importancia como para buscarlo. Una de las últimas cosas que le dijo se madre antes de morir era que no buscará a su padre que él era la razón de toda la desgracia del mundo.
- ¿Y vives en la ciudad?
- Me mudé hace bastante. Papá no me había dicho sobre ti, si no te hubiera buscado antes.
- ¿Vives solo?
- No exactamente. Tenemos un primo, pasa bastante tiempo en mi casa así que es como si viviera ahí.
- ¿Un primo?
- Creo que lo conoces, se llama Jason Grace.
- ¿Jason Grace? ¿El niño dorado es parte de nuestra familia?
- ¿Niño dorado? Ja, bonito apodo. Ahora tengo algo más con que molestarlo...hablando de Chispitas, hoy irá a mi casa a dormir. ¿Quieres venir?
- ¿Enserio? ¿Cómo se que no me quieres secuestrar o algo?
- Eres mi hermana, si quieres puedes preguntarle a Jason o puedo llamar a papá
- Nop, te creo
- ¿Y tú famila adoptiva?
- La señora Héstia no estará esta semana, es dueña de un café en en la ciudad y está semana fue a una convención o algo así.
- En ese caso ven conmigo. Aún tenemos que hacer un plan para reunirnos con otro de nuestros primos perdidos.
- ¿Otro más?
- Si, se llama Perseus Jackson. Supongo que también lo conoces.
- Si, es uno de los chicos más problemáticos de la escuela. Dicen que se mete en peleas callejeras.
- ¡Genial! Jason es algo aburrido y Thalia casi nunca está en casa. ¿Vamos?- le extendió la mano
Hazel asintio lentamente y tomo su mano.

Annabeth

Un nueve. Un nueve en su examen de matemáticas. Cuando recibió el examen casi se desmaya en medio del salón, no había obtenido un nueve desde...ni siquiera lo recordaba. ¿Lo peor? Cuando busco una forma de subir su calificación la maestra decidió que podía ayudar a un alumno que al parecer estaba reprobando.

Al final del día se dirigió al salón de matemáticas lo más rápido que pudo pues todavía tenía que ir a la clase con el Sr. Brunner. Entro a la clase y vio a Perseus Jackson sentado en una silla con cara de frustración mientras trataba de hacer su tarea. La Sra. Dodds estaba en su escritorio observandolo sin molestarse en ocultar su sonrisa de satisfacción al verlo sufrir. Annabeth tocó la puerta llamando su atención, la maestra solo asintio y tomo sus cosas, saliendo del salón si decir más.
- ¿Jackson?
- Chase. ¿Vienes a burlarte?
- No, vine a ayudar. Soy tu nueva tutora. ¿Puedo ver tu cuaderno?
El pelinegro le pasó el cuaderno y la rubia lo examinó cuidadosamente.
- Ok. Creo que primero debemos separar tus libretas por materias, tienes apuntes de todas las materias aquí.
El asintio lentamente.
- Te prestaré mis libretas para que estudies y lo pasaremos todo las nuevas libretas, también buscaremos un modo de que puedas leer con tu dislexia y en algún punto podrás estudiar tu solo.
- ¿Por qué me ayudas?
- Porque... porque se lo que es tener dislexia.
El se sorprendió bastante al escuchar eso.
- ¿Tu tienes dislexia?
- Así es.
- Pero...pero ¡eres la persona más inteligente del mundo!
- La dislexia no afecta en la inteligencia, aparte de que llevo trabajando con ella toda mi vida.
El asintio pensativo.
- Nunca nadie te la había dicho ¿Verdad?
- No.
- Pues ahora lo sabes. Vamos, llegaremos tarde con el Sr. Brunner. Podemos empezar con revisar todas tus libretas hoy, podríamos ir a mi casa o a la tuya si lo prefieres.
- ¡No! Digo... no, la tuya está bien.
- Genial. Vamonos, Cerebro de Alga.
- Como digas, Listilla.

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