Parte veintitrés: Nuevos comienzos

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Percy

Por primera vez en su vida Percy empezaba a dormir tranquilo. Gabe había sido arrestado por conducir borracho. Él estaba en la cárcel. Y cuando su mamá presento su denuncia contra él le agregaron más años a su condena. Aparte de que si él volvía a acercarce a él o su mamá le darían cadena perpetua.

Annabeth había podido venir a cenar por primera vez con su mamá y todo había salido bien. Aún mejor que cuando Percy fue a cenar con los padres de Annabeth. Su mamá amo a su novia y Percy se sentía orgulloso de eso. Claro que cualquiera podría amar a Annabeth. Ella era sorprendente y muy inteligente.

A veces Percy se preguntaba cómo había conseguido que Annabeth se fijara en él. Ella era brillante y Percy...pues no tanto. Percy había hablado con su mamá y después de graduarse de tomaría un año para saber que estudiaría. Algo en lo que no había tenido mucho tiempo para pensarlo por Gabe.

Otra cosa que él le robo.

Percy perdonaba muchas cosas y a muchas personas. Pero a Gabe jamás lo perdonaría. Le había robado su infancia. Le había robado tiempo con su mamá.

Él estaba muy tranquilo comiendo galletas azules mientras veía la tele cuando llegó un mensaje de su mamá pidiéndole que agregara otro plato más a la mesa. Percy lo hizo y pregunto el porque, su mamá no contesto así que Percy tuvo que esperar hasta que ella llagar a la casa. Siguió viendo la tele hasta que escucho la puerta del departamento abrirse.

Su mamá venía acompañada. De uno de los maestros de inglés de la escuela. Paul Blowfish...¿O como era?

- Percy, cariño, creo que ya conoces a Paul.

- Sr. Blowfish

Paul río y tomo su mano

- Blofis

Percy sintió como se ponía rojo.

- No hay de que preocuparse, me pasa seguido.

La cena transcurrió con tranquilidad, Paul era muy amable con su mamá. Cada que Sally hablaba Paul parecía mostrar un serio interés en lo que ella decía. No era como cuando Gabe fingía interés para luego pedir algo a cambio.

Percy tardo un rato pero pronto se dio cuenta de que Paul miraba a su mamá como él miraba a Annabeth. Cómo si fuera la persona más inteligente del mundo.

Tal vez era el turno de su mamá de encontrar a alguien más.

Leo

Las despedidas eran duras. Y más si la chica a la que estabas a punto de confesarle lo que sentías se muda a otro estado a seis horas de distancia.

Calypso se iba a mudar. Por varias razones.

Al parecer Grace y Malecón se mudaban para allá por el trabajo de Grace. La universidad a la que Cal quería asistir estaba en el mismo estado y la habían aceptado pero debía empezar a tomar un curso antes de entrar así que debía irse. Y Zoë lo vio como una oportunidad para ampliar la fundación de Las Cazadoras de Artemisa.

A todos les funcionaba el plan.

Menos a Leo. Que ahora se volvía a quedar solo.

Y ahora estaba en el cuarto semi vacío de Calypso sentado en el piso con ella a lado sin poder decir nada. La iba a extrañar más de lo que quería admitir.

La miro de reojo. Su cabello estaba suelto y sus ojos fijos en un punto en la pared. La luz hacia que sus pecas resaltarán más sobre su piel y sus labios parecían más rosados de lo habitual.

Leo quería besarla. Nunca había querido algo con tantas ganas en su vida. Pero no podía hacerlo. Él sabía que ella tenía problemas confiando en otros de ese modo.

Y no podía ahora que ya se iba. Ella estaba muy feliz. Iba a ir a la escuela a la que no pudo ir y tenía la oportunidad de tener un nuevo inicio. Leo no le robaría eso.

Se sentó ahí y platicaron. Cómo siempre hacían. Pero a Leo no dejaba de atormentarlo la idea de que en unos días ella ya no estaría.

Cada vez más cerca del final. Y pues quiero darles las gracias a los que siguen leyendo y apoyando la historia. Espero les haya gustado. Se que está cortito pero creo que cada personaje necesita su espacio y pues sí. :)

Aprendiendo a confiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora