Parte once:

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Frank

Eran las dos de la mañana y Frank estaba en la carretera. No le importaba que era martes y tenia escuela al día siguiente o que estaba lloviendo, era como si su cuerpo se moviera en un trance. Al fin se cumplía un año desde la muerte de Emily Zhang y Frank no conseguía entender porque aun dolía como cuando se lo dijeron por primera vez, ¿no se suponía que con el tiempo el dolor se volvería soportable? ¿Cuánto tiempo faltaba para que eso pasara?

Delante de él había un camión que ya no podía ir mas lento. Solo había dos carriles, uno de ida y otro de regreso. Decidió rebasar. Con cuidado cambio de carril y paso el camión pero no cambio de carril. Era como si su cuerpo no le respondiera, su mente le gritaba que regresara a su camino pero no hizo nada para hacerle caso. Una luz brillante apareció enfrente de el y eso fue lo ultimo que vio antes de sentir el impacto.

"Tal vez si había un modo de acabar con el dolor." Pensó antes de que todo a su alrededor se desvaneciera dejándolo en una completa oscuridad.

Cuando volvió a abrir los ojos estaba en un cuarto de un hospital por los monitores a su lado y ese olor a medicina que siempre impregna un hospital, a su lado estaban las personas a las que menos esperaba ver ahí. Los de la clase especial. Annabeth lo observaba como si fuera un experimento, lo cual no lo sorprendía pues la rubia siempre veía todo de ese modo, Jason estaba observando una engrapadora que estaba en una de las mesas y Piper a su lado trenzándose un mecho de pelo. Percy estaba leyendo una hoja con el ceño fruncido. Leo estaba sentado en una esquina extrañamente callado y quieto, Calypso estaba leyendo un libro con los audífonos puestos al lado de Hazel.

Hazel fue la primera que noto que el estaba despierto y se levantó rápido de su lugar para ir a su lado, algo dentro de él se movió al ver esos enormes ojos dorados llenos de preocupación.

- ¿Estás bien?

- Eso creo

Su garganta estaba seca. Todos se pararon alrededor de él, observandolo como un cachorrito herido. Todos menos Leo y Hazel que intercambiaron miradas, como teniendo una conversación silenciosa.

- ¿Que hacen aquí?

- Vinimos a verte. Tu abuela se acaba de ir hace unas horas pero también estuvo aquí.

Proceso las palabras de Hazel un momento. Eso significaba que llevaba bastantes horas en el hospital pero no quería preguntar. Si ya habían pasado más de 24 horas significaba que se había perdido el día de la muerte de su madre. No podría soportarlo.

- Deberían ir a buscar a un doctor o algo. Yo me quedare con él.

Leo Valdez estaba corriendo a todos de la habitación. ¿Que quería? Fuera lo que fuera los demás parecían saberlo porque todos salieron de la habitación dejándolo con el duende molesto. Esto no mejoraba la situación.

- ¿Por qué lo hiciste?

- ¿Qué?

- Sabes de lo que hablo, Frank.

El canadiense se sorprendió por la seriedad en la usualmente alegre cara del latino.

- No tengo idea.

- El conductor del autobús lo vio todo. Tu tenías tiempo de sobra para cambiar de carril pero no lo hiciste. El carro no estaba descompuesto. ¿Por qué lo hiciste?

- No lo entenderías.

- Es hoy ¿Verdad? Hoy pasa un año desde que...

- No quiero hablar de eso.

- Seré honesto, Frank. Nunca va a dejar de doler, y cada día se va a sentir como el primero y como el ultimo.

- No hables como si supieras lo que estoy sintiendo. Somos muy diferentes.

Aprendiendo a confiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora