Parte veinticuatro: Un final casi perfecto

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Frank

Frank se sentía como en una de esas películas cliché donde la última escena es con un atardecer y una frase motivadora que o daba cringe o te hacía llorar.

Todos estaban reunidos en el techo de la escuela viendo el sol ocultarse. Hazel tenía una mano en la suya, Percy y Annabeth estaban abrazados, Leo y Calypso estaban sentados juntos pero sin mantener ningún tipo de contacto físico. Jason estaba de un lado del grupo y Piper del otro.

Era su último día juntos. Calypso se iba al día siguiente y Piper se iba en una semana, el Sr. Brunner había dado por terminado su proyecto. Al fin había funcionado. Había logrado que todos buscarán ayuda. Annabeth había anunciado que iba a empezar a visitar una psicóloga para que le ayudará a manejar su estrés, Piper estaba lista para ir a Oklahoma. Calypso ya hablaba con ellos y también había dicho que iría a terapia en Indiana. Jason se veía más relajado. Percy estaba más alegre y centrado. Hazel se había reunido con su familia.

Frank había empezado a aceptar que su mamá estaba muerta y esa idea ya no lo mataba por dentro. Claro que aún dolía pero al menos ahora sabía que ese no era el fin de su vida.

Tal vez por primera vez todos se dieron una oportunidad de vivir su vida de esa forma en la que por culpa de su pasado no se permitian. 

Frank habia tomado el riesgo de confiar en ese grupo de extraños y para su sorpresa no habia salido mal. Todo lo contrario, resulto ser exactamente lo que necesitaba. 

Frank habia aprendio a confiar nuevamente en la vida. En que el universo no lo odiaba. 

Calypso

Eran las cuatro de la mañana, estaba oscuro y hacia frío. Solo a Zoë se le ocurría viajar a esas horas.

Todos se habían despedido de ella un día antes. Se iba muy temprano y era lo más conveniente. El auto ya estaba preparado y solo estaba esperando a que Zoë terminara de comprar algo de comer en una tienda 24/7 para que salieran a carretera.

Había llorado un buen rato antes de dormir. Detestaba las despedidas. La hacían sentirse tan vulnerable. Cuando te despides de alguien sabes perfectamente si a la otra persona le importas de verdad o simplemente le das igual.

Se cubrió las manos con las mangas de la sudadera y sonrió al recordar que era de Leo. Él la había acompañado hasta su casa la noche anterior y al ver qué tenía frío le dejo la sudadera, Calypso se la había querido devolver pero Leo se negó.

- Ahora nos tendremos que ver en algún momento para que me la devuelvas.

Controlar las lágrimas fue aún más complicado después de eso.

Zoë regreso con dos vasos de café y una bolsa llena de galletas de todos tipo y otros dulces.

- ¿Lista para irnos?

- Nop pero nunca lo estaré así que vámonos.

El carro se empezó a mover y después de un rato Zoë habló.

- Eres muy valiente por hacer esto, Cal. No cualquiera decide mudarse a otro estado para perseguir sus sueños.

- Debo hacerlo. Me arrepentí por años de no hacerlo, si no tomaba la oportunidad me odiaría por el resto de mi vida. Y también lo hago por mi hijo, no quiero alejarme tanto de él.

- El universo conspira a tu favor, Cal.

- Supongo que sí.

Era cierto que de repente las oportunidades se habían alineado perfectamente con su vida pero aún así sabía que las cosas con Leo prácticamente serían imposibles. Ya no había modo de que lo suyo pudiera llegar a una relación.

Aprendiendo a confiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora