Parte catorce: Abandonos y reencuentros

356 36 57
                                    

Jason

Estaba sentado enfrente de su hermana, en la mesa de la cocina con un montón de papeles en medio de ellos. El foco barato que compraron unas semanas atrás, que daba una iluminación más amarilla que naranja, parpadeaba cada cuantos minutos sobre sus cabezas.

Thalía leía las deudas, Jason anotaba y sacaba cuentas. Debían más de lo que Thalía podía ganar con el trabajo que tenía y renunciar no era una opción.

- Puedo buscar otro trabajo.

- No, Thalía. Yo buscaré un trabajo, se que encontraré algo.

- No, Jason. Debes enfocarte en terminar la escuela y llegar a una buena universidad. Después saldrás de este basurero y no volveras aquí.

- Y tú vendrás conmigo.

Thalía no contesto.

- Vendrás conmigo ¿Verdad, Thalía?

- Jason, tendrás más oportunidades tu sólo. Si consigues una beca en una de esas universidades con un internado, tendrás donde quedarte y comida.

- Thalía...el trato era que internariamos a mamá con los ahorros y luego rentariamos un departamento.

- No hablemos de eso ahora. Primero debemos ver cuánto tiempo dejaremos de comer.

- Buscaré un trabajo, debe haber algo que pueda hacer. Creo que estaban buscando trabajadores en la cafetería cerca de la escuela.

Thalia vio los números anotados en la hoja frente a Jason. Sus labios estaban apretados en una fina línea y sus ojos estaban tormentosos, había lágrimas acumuladas ahí. Jason podía contar las veces que había visto llorar a su hermana, Thalía siempre era la fuerte. La que los mantenía a los dos a flote.

- ¿Estás seguro que podrás, Jason?

- Podré, necesitamos el dinero. Nuestra otra opción sería acudir a papá.

- No. Prométeme que no buscarás a papá.

- Lo prometo.

Ella asintió y bajo la cabeza, mirando los papeles en la mesa. Una lágrima callo en la cuenta de la luz. Jason se levantó de su silla y abrazo a su hermana, ella enterró su cabeza en su hombro y lloro como nunca antes. El la sujeto y dejo que ella se desahogara.

- ¿QuIeN sE mUrIo-o?

Su madre estaba parada en la entrada de la cocina. Totalmente borracha, al borde de caer desmayada. Su cabello rubio estaba revuelto y sus ojos azules estaban desenfocados, sus pupilas dilatadas. Se había vuelto a drogar. El vestido plateado que llevaba estaba arrugado y manchado.

Jason la maldijo en su mente. Nunca había sentido tanto odio en su vida. Quería gritarle que dejara de tomar, que buscará un trabajo y que los ayudará. Había dejado que dos niños se hicieran cargo de todo y ahora lo poco que tenían estaba desmoronándose.

Jason no se movió para ayudar a su madre cuando está cayó al piso inconsciente y Thalía tampoco. Después de un rato Thalía contesto en un tono oscuro y triste.

- Tu, madre. Tu moriste hace mucho.

Y Jason demostró que estaba de acuerdo con el silencio que mantuvo. Beryl Grace no contestó ni hizo ruido alguno. Estaba desmayada, en un mundo donde nada importaba. Seguro que a la mañana siguiente no recordaría nada y tomaría de nuevo para ahogar el dolor de cabeza.

Los dos hermanos Grace acababan de dar a su madre por muerta y ahora estaban guardando unos minutos de silencio en honor a sus buenos tiempos, a esos que ninguno había vivido pero que sabían que su madre había tenido.

Aprendiendo a confiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora