Joel inspira con fuerza anclando sus ojos en el filo de la humeante taza de café que tiene delante suyo. Deja salir el aire de sus pulmones de manera lenta y luego revisa una vez más la hora en el reloj que descansa encima de su muñeca derecha.—Buenos días…—el corazón de Joel Pimentel deja de latir un breve momento. Su piel se eriza de golpe y en el momento en el que Santiago Silvetti queda delante suyo la ansiedad se apodera de su cuerpo.—Vaya, nunca se me ocurrió pensar que la persona con la que me reuniría el día de hoy era nada más y menos que el pobre diablo de Joel Pimentel…—agrega mientras toma asiento delante del pelinegro que parece estar completamente pasmado.
El cerebro de Joel se queda en blanco un breve momento.—Le voy a pedir de la manera más amable que pueda existir que por favor hagamos esto de manera profesional…
—¿Profesional?—se burla.—¿Qué hay de profesional en ti?
—Realmente no tengo porque aguantar sus desplantes.—anuncia la voz de Joel.—Solo vine acá porque tenía que decirle al menos de frente que tiene una demanda en su contra por abuso laboral hacia mi cliente que es el señor Leonardo Braun pero creo que ni siquiera tengo que decírselo porque es más que obvio que lo sabe.—agrega sin dejar de mirarlo.
—¿Y tú en serio crees que vas a lograr algo…?--cuestiona en tono burlón.—Ahora mismo tienes la estúpida idea de que tienes algún tipo de poder sobre mí.—hace una pausa.—Pero los dos sabemos que sigues siendo el mismo mediocre de siempre…—se ríe.—¿De verdad crees que el hecho de que juegues al abogado conmigo me asusta…?
—Tal vez…—responde el rizado.—Pero la verdad es que me tiene sin cuidado lo que usted piense sobre mí… ¿sabe? No me interesa absolutamente nada de lo que usted pueda pensar o decir sobre mí. ¿Quiere burlarse? ¡Hágalo, me da lo mismo!
—Vaya, también eres valiente.—se echa a reír.—Me das tanta ternura, Joel Pimentel…
—En cambio usted me da tanta lastima.—decide sin más.—¿Y sabe por qué…?—Pregunta.—Porque al menos yo soy feliz con lo que tengo…en cambio usted no lo es. No tengo todo el dinero del mundo como usted pero al menos tengo la conciencia tranquila…—hace una pausa.—porque no fui yo quien separó a una niña recién nacida de su madre condenándola a vivir una vida incompleta. No fui yo quién le mintió a su hija diciéndole que su hija murió, que fue capaz de crear una lápida en un cementerio para hacer que su maldita fuese más creíble…
—Cállate.—le espeta el hombre sin dejar de mirarlo con fijeza.—Tú no tienes ningún derecho a…
—¡Yo tengo todo el derecho porque fue a mí a quien me jodió la vida!—señala el pelinegro.—Hiciste que viviese infeliz siete años de mi vida pensando que Danna en serio estaba muerta. Hiciste que mi hija creciera creyendo que su madre murió en el parto condenándola a vivir en la añoranza por tener una madre que la quisiera. Hiciste que las vidas de ambos estuviesen empañadas por el dolor de perder a Danna y todo era una mentira. ¡Todo era una puta mentira! Y ahora espero que seas totalmente consciente porque voy a hacer que pagues cada maldito segundo de dolor que hemos pasado mi hija y yo…y ganarte la primera demanda de trabajo de Leonardo Braun por ser un ser ruin, déspota, abusivo y corrupto solamente será el primer paso porque pienso destruirte de la misma manera en la que tú lo hiciste antes...así que ríete todo lo que quieras, Santiago Silvetti; porque será solo el principio de tu fin…
Joel coloca el folder con la demanda sobre la superficie de la mesa, lanza un billete de diez dólares sobre la mesa y sin decir nada más se pone de pie para marcharse sin mirar atrás.
La adrenalina que recorre casa centímetro de su cuerpo hace que los latidos de su corazón se multipliquen exponencialmente; camina con pasos apresurados y cuando sale del restaurante y una ráfaga de aire freso lo acaricia su cuerpo se relajada de inmediato. Sabe que las cosas no van a ser fáciles de ninguna manera pero sin duda alguna Santiago Silvetti no va a salirse con la suya; cueste lo que le cueste él no va a ganarle.
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CHANCE|Joel Pimentel. (Completa)
FanfictionLa vida de Joel Pimentel nunca había sido fácil. Con el tiempo y su experiencia había comprendido que mientras más se empeñara en querer ser feliz y tener algo lindo para sí mismo, la vida más se empeñaría en arrebatárselo. No. Definitivamente no. ...