Epílogo

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El aire cálido vuela su cabello y hace que su piel se erice de manera inmediata permitiéndose disfrutar de la sensación que genera en ella. La mano de Joel la guía por el lugar y la felicidad que se desborda de su cuerpo en ese momento es sin duda alguna una de las mejores cosas que le han pasado en la vida.

Porque Joel Pimentel está haciéndolo de nueva cuenta. Una vez más él está haciéndola sentir de esa manera tan especial en la que sólo él sabe hacerlo. Una vez más está haciendo que su corazón lata tan desenfrenadamente dentro de su pecho. Otra vez la está haciendo estremecer de golpe. Otra vez está haciéndola sentir que puede convertirse en un ser diminuto a su lado con la capacidad de amar tan grande y tan descomunal que le resulta como un sueño. Uno de los mejores.

—¿Qué tanto piensas?—cuestiona él cuando se percata que Danna ha estado demasiado callada y demasiado pensativa. Danna deja escapar un pequeño suspiro y se encoge de hombros.

—Que esta cita ha sido probablemente la mejor cita de mi vida.—hace una pausa.—Es la más perfecta sin duda alguna…es decir, amo las citas que tenemos con Ellery incluida pero esta es…especial—Joel le sonríe.

—¿En serio?—pregunta.

—Dios, sí.—asiente firmemente y él le da un ligero apretón a su mano.—El restaurante era muy lindo.

—Por eso lo elegí.—anuncia.—En ese restaurante mi padre llevaba a mi madre algunas veces ¿sabes?—hace una pausa.—Siempre dijo que era especial…

—Estoy segura que desde su lugar ahora mismo se siente como el padre más orgulloso del mundo.—decide.—Porque tú eres así. Eres el ser más perfecto y haces que todos nos sintamos muy orgullosos de ti. Eres el mejor ser humano, el mejor amigo, el mejor padre y por supuesto; el mejor novio.

—Bueno, sabes lo que dicen.—señala encogiéndose de hombros.—Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer…y las mujeres de mi familia en serio son las mejores, solo les estoy devolviendo un poco de todo lo que ellas hacen por mí…

—Las mujeres de tu familia te aman.—le recuerda ella.

—Y yo las amo a ellas…—agrega.

—Desde que apareciste en mi vida te has encargado de hacerla condenadamente perfecta, Joel Pimentel.—decide ella.—Te has encargado de hacer que cada momento que hemos pasado juntos sea más y más especial.—hace una pausa.—Todo lo especial, lo más perfecto  y lo más lindo de la vida lo he vivido contigo y escúchame bien; nunca me voy a cansar de darle las gracias a Dios por habernos permitido coincidir y sobre todo…porque tú seas el papá de mi hija. Porque hiciste un trabajo excelente con ella y eso es algo…increíble…

Joel le ofrece media sonrisa.—No lo hice solo, Dan.—murmura lentamente.—De alguna u otra manera tuve ayuda…

—Lo hiciste, mi amor.—responde.—Es verdad pero no fue demasiada ayuda de todos modos.—susurra.—La mayor parte del trabajo la hiciste tú…—hace una pausa.—Eres maravilloso...

—¿Hay algo más, verdad?—quiere saber.

—Joel…hay algo que no te he contado…—murmura.

—¿Qué es lo que pasa, cariño?—pregunta en voz baja.

—Hace unos días me llegó…ah, correspondencia…—Joel asiente.

—No entiendo que tiene eso de malo…—susurra lentamente.

—Era un fideicomiso de mi padre…—anuncia. Joel asiente un poco.

—Ajá…

—Pero no lo aceptaré.—decide sin más.

—No entiendo porque…—murmura.—Es algo para ti, Dan…

—No quiero absolutamente nada que tenga que ver con él.—responde encogiéndose de hombros.—Y…yo creo que  hay suficientes orfanatos y hospitales que necesitan capital monetario así que…

—Vas a…

—Donarlo, sí.—responde.—Mira…yo realmente no necesito más dinero del que gano trabajando, con eso me es suficiente. No necesito absolutamente nada que venga de él. 

—Estoy tan jodidamente orgulloso de ti.—murmura lanzándole una amplia sonrisa.—Dan…—comienza frenando sus pasos. Los ojos de Danna lo contemplan un largo minuto en total silencio mientras espera a que él comience a hablarle.

—¿Qué pasa…?—murmura lentamente.

Joel Pimentel inspira con fuerza antes de dejar salir el aire de sus pulmones de manera lenta. Toma su mano dejando una caricia diminuta sobre el dorso de esta antes de depositar un largo beso sobre sus labios. El cuerpo de Danna tiembla ligeramente al tiempo que su corazón da un respingo dentro de su pecho.

—Hace algunos años cuando te conocí todo lo que yo podía pensar era que eras probablemente la chica más linda que había conocido alguna vez en mi vida, yo estaba pasando por un mal momento en mi vida y sí, sentía el dolor más grande que nunca había sentido hasta entonces y ahí estabas tú sonriéndome e indirectamente dándome la esperanza de que algo mejor estaba por llegar.—hace una pausa.—Era como una promesa silenciosa que estabas haciéndome solo con mirarme; y desde ese momento, Danna Silvetti me enamoré de ti como un loco a pesar de saber que tú estabas en una relación y yo nunca te lo diría porque respetaba eso. Respetaba que estuvieses con Richard así que decidí guárdamelo porque pensé que eso era lo mejor para todos. Eres un ángel, Danna. Para mí fuiste desde el momento en el que ve ti…y no tienes ni idea de la manera en la que te agradezco y te agradeceré todo lo que hiciste por mí…hiciste que mi vida fuese mucho más llevadera. Que todo fuese más sencillo. Fuiste mi amiga. Fuiste mi novia y aunque las cosas no siempre han sido buenas entre nosotros ahora estamos juntos…y no tienes ni idea del amor tan inmenso que siento que por ti. Del amor tan inmenso que he sentido por ti desde el primer día y de la manera en la que te amaré por el resto de mi vida incluso más allá de la vida…—le sonríe.—Eres sin duda alguna el amor de mi vida, Dan. Eres la segunda mujer más importante en mi vida y no tengo ni una sola duda de que quiero pasar el resto de mis días a tu lado…

—Joel tú estás…

—Estoy pidiéndote que te cases conmigo…—anuncia con voz firme.
Los ojos de Danna se llenan de lágrimas mientras deja escapar un gemido de sorpresa y lleva sus manos a su boca tratando de emitir el grito que quiere salir de su garganta mientras Joel Pimentel –el hombre de su vida- permanece de pie mientras sostiene una pequeña cajita de terciopelo abierta color negro en la palma de su mano. El pequeño diamante brilla ante los rayos de la luz de la luna y solo hace que las lágrimas de la castaña aumenten.

—Joel…

Joel toma su mano con delicadeza.—Entonces Danna Silvetti… ahora que la vida ha sido justa con nosotros finalmente ¿me convertirías en el hombre más feliz del universo entero aceptando casarte conmigo y pasando a mi lado el resto de mis días…?—cuestiona en voz baja deslizando la alianza en su dedo anular..

—¡No!—niega.—¡Sí!—exclama lanzándose a sus brazos.

El pelinegro se echa a reír de inmediato envolviendo sus brazos en la cintura de la chica mientras deja un montón de besos sobre su rostro. Joel busca sus labios depositando un largo beso sobre ellos.—Te amo como no tienes ni idea…—murmura él acariciando sus mejillas lentamente.

—También te amo, Joel Pimentel.—inquiere volviendo a besarlo.—Te amo por el resto de mi vida…

—¿Juntos por lo que dure la eternidad?—cuestiona él dejando un beso sobre su frente limpiando las lágrimas de las mejillas de la castaña.

—Juntos por lo que dure la eternidad…

FIN.

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¡Gracias por todo! Son las mejores. 🖤

CHANCE|Joel Pimentel. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora