C4. Piojo adulador.

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Actualidad…

—¡Arriba, papi, arriba!—Joel deja escapar un largo suspiro sintiendo la manera en la que su colchón se mueve al compás de los saltos de la niña pero no se mueve ni un solo centímetro de su postura.—Vamos, arriba...

Tratar de fingir delante de Ellery es imposible y Joel lo sabe. Abre sus ojos lentamente y una amplia sonrisa se forma en los labios de la niña. Esa sonrisa que él tanto ama y lo hace suspirar. Joel está enamorado de su hija, se enamoró de ella desde la primera vez que la vio en el hospital luego de que Danna muriera, luego de hacer ese juramento silencioso en el que le juraba que la iba a amar y a cuidar por el resto de su vida.  Una risita se forma en los labios de Ellery antes de que sus pequeños brazos envuelvan el cuello del joven.

—Buenos días, bella señorita.—la saluda y ella se ríe dejando un pequeño beso sobre su mejilla.

—Buenos días, papi.

—¿Qué haces despierta tan temprano?—cuestiona él apartando un mechón de cabello castaño que cae sobre sus ojos.—Es sábado, amor. Deberías estar aprovechando para dormir hasta tarde… ¿no crees?

—¿Vamos a ir a visitar a mis abuelitas?—pregunta.—Por favor…

—Dijimos que sería hasta el próximo fin de semana…—le recuerda y la niña frunce sus labios antes de soltar un profundo suspiro.

—Pero quiero verlas…

—¿Qué pasa con el ballet?—cuestiona Joel. Los ojos de la niña se iluminan de inmediato  y una amplia sonrisa se forma en sus labios. Joel sabe que por el momento se ha salvado de su insistencia; solo por el momento pero eso es más que suficiente.—Pensé que te emocionaba la idea de ir a un recital esta noche…

—Si quiero ir porque quiero ser una bailarina profesional como la tía Piera.—anuncia y él es capaz de ver la emoción que hay en su rostro.—¿Vamos a ir a ver a Skyler?—pregunta un momento después. Joel se ríe por la facilidad con la que su hija cambia de tema y acaricia su mejilla con el dorso de su mano.

—Skyler, claro.—susurra lentamente.—Creo que podemos ver qué pasa con Skyler ¿verdad?

—¿Crees que se muera?—Joel suspira.

—No, amor. Esperemos que no lo haga.

—¿Entonces vamos a ir a ver a Skyler y después al recital de la tía Piera?—cuestiona en voz baja. El pelinegro asiente de inmediato y una amplia sonrisa se forma en los labios de la niña.

—Por el momento creo que podemos levantarnos los dos e ir a desayunar ¿no te parece?

—¿Podemos desayunar panques de arándanos?—pregunta juntando sus manos. Joel ríe de nueva cuenta mientras los ojos miel de la pequeña lo siguen observando fijamente.

—Dios, me encanta esa idea.

—¿Y me puedes contar la historia de la princesa dormida que dejó al príncipe y a su bebé…?—el corazón de Joel se encoge de inmediato.

—Ellery…

—Hace mucho no me la cuentas, papá…—replica. Joel le sonríe débilmente.

—Puedo contarte la historia que quieras, piojo. Menos esa. ¿De acuerdo?

—Pero dijiste que me la contarías después…—susurra.

—Ellery…—comienza pero el sonido del timbre de la puerta se hace presente. La niña lo mira un momento y él frunce sus cejas.—Dame un momento, por favor…
Camina con pasos lentos por el pasillo del departamento hasta que llega a la puerta de la casa, tira del pomo de la puerta y su entrecejo se frunce una vez más.

CHANCE|Joel Pimentel. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora