Capítulo 9

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Buenas noches, muchísimas gracias por sus bellos comentarios.

Enjoy...


Su corazón todavía latía desbocado en su pecho y garganta, estuvieron a punto de verlos. Si el pasillo no hubiese estado cubierto entre tanta penumbra, a esas alturas, los dos estarían siendo severamente castigados por su falta. Una falta imperdonable, tanto para el convento, como para la iglesia. Una vez dentro de su habitación, Sakura afirmó la espalda en la madera de la puerta y soltó todo el aire que llevaba retenido desde que Sor Tayuya pasó cerca de ellos. Se sacó la cofia para lanzarla a la cama, dirigió sus verdes ojos hasta la imagen que reposaba en la pared, sobre la cabecera de su cama.

"Dejar lo que hago".

Aquella frase la dejó pensando...

Mientras miraba aquel cuadro pintado con acuarela, las palabras de Sasuke resonaron en su cabeza, y cuando iba de regreso hasta la seguridad de su habitación, no se había podido olvidar de ellas. Eran como ecos que, una y otra vez, le retumbaban. Tenía claro que todo había pasado demasiado rápido y le asustaba su sentir hacia él, entonces, ¿por qué pensaba tanto en esas palabras? Era por decirlo, normal que Sasuke antepusiera su vocación por sobre ella.

Tampoco se iba a poner a pedirle que dejara todo abandonado para fugarse, ¿por qué? Porque simplemente ella no era así y comprendía que, para Sasuke, era muy importante seguir el camino de Dios. Sin embargo, su cabeza estaba hecha un soberano lio, puesto que, si bien lo entendía, no podía dejar de cuestionarse lo que estaban haciendo.

Habían infringido uno de los votos más importantes gobernados por la ley canónica. Rompieron una promesa hecha a Dios y Sakura estaba consciente que hacer eso, era peor que mentir, lo que constituía a un pecado adicional. Estaban metidos en un gran problema a causa de sus sentimientos. Sin embargo, olvidaron todos sus votos cuando se tocaron por primera vez los labios. Eso era un comportamiento censurable. Estaban lesionando la imagen del convento, de ella como novicia y de Sasuke como sacerdote. Por sobre todo él, que estaba traicionando la confianza de sus feligreses.

Sakura se pasó las manos por el rostro. ¿Qué podía hacer? Estaba atada de manos, si tan solo pudiese volver a su vida normal. No dudaba del amor que sentía por Sasuke, pero no quería perjudicarlo a ese nivel tan catastrófico. Porque esa grave falta sacerdotal que él estaba cometiendo, le iba a costar muy caro. No le cabía ni la menor duda que Sasuke, como sacerdote y persona, era íntegro, cabal, que inspiraba confianza.

Amor completo e incondicional...

Se arrodilló en la orilla de su cama, juntó las manos al tiempo que cerraba los ojos. Lo único que buscaba era sabiduría, consuelo y por, sobre todo, perdón. Porque si bien no quería ser novicia, ya le había dado su promesa a Dios. Rezó hasta que sintió un leve desahogo a su desconcertado corazón. Se persignó con la humildad que la caracterizaba, se puso de pie y luego partió al baño.

Ya una vez acostada, tapó por completo su cabeza y, ¿si dejaba que pasara lo que tuviese que pasar? A lo mejor con el transcurso del tiempo, ambos tomaban sus respectivas decisiones. Sakura ya había decidido que iba a hablar con sus padres para que la sacaran del convento. Eso sí, iba a dejar pasar un tiempo, y esa resolución la había tomado antes de tocar los labios de Sasuke. Sin embargo, ¿ahora que lo había hecho, estaría dispuesta a hablar con sus progenitores? Debajo de las mantas, se llevó los dedos hasta la boca y se sonrió.

Sus ojos se fueron cerrando, a medida que iba pensando en el mañana...

Las semanas habían pasado, ya hacía cuatro que se juntaba con Sasuke a un costado de la casa parroquial que estaba al interior del convento. En ese lugar solo habitaba él, por ser el sacerdote a cargo de las confesiones de las novicias. Entonces, Sasuke, decidió que ese era el sitio apto para que nadie los viese. Se habían conocido mejor, ya no temían y estaban cada día más seguros de lo que sentían por el otro.

El sabor del pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora