Capítulo 21

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Enjoy...


Cuando Sakura la encontraba por ahí, solo le movía la cabeza con un tenso respeto, y sabía que no debía comportarse de esa forma, pero no podía actuar como no sentía. Lamentablemente no era una chica que pudiese disimular muy bien cuando algo no le agradaba. Pero cuando se topaban, quisiera poder tener aquella cualidad de camuflaje para que no se le notase nada. Habían pasado un par de días en los que, también, se sentía peor que nunca en cuanto a su estadía en el convento.

Cuarenta y ocho horas desde que había visto a Sasuke salir de ese despacho, con aquel rostro tan extraño que le dejó una sensación inquietante dentro de sí. No habían podido conversar, ya que la siempre tan simpática Sor Tayuya, se había encargado de que no pudiesen cruzar palabras. Inconscientemente, la mujer esa los alejó completamente. Mantuvo a Sakura lo suficientemente ocupada como para acabar el día tan cansada que solo deseaba dormir.

Cuando tenía la mínima oportunidad de acercarse a Sasuke, lo veía con la Madre. Sakura pensó que quizás, Sasuke estaba en plenos preparativos para salir de ese lugar. Por eso era que siempre estaba con ella, lamentablemente no podía confirmarlo, y era lo único que quería. Hablar con él, saber que todo seguía bien, y en pie, tal como lo habían conversado. No sabía porque tenía ese inusitado nerviosismo. Quizás era porque se acercaban los días. Tal vez era porque sus padres estarían ahí, yendo a visitarla.

No tenía ganas de verlos...

No tenía ganas de que la viesen...

Probablemente, Kizashi comenzaría con su perorata del supuesto orgullo que sentía por ella. O no, después de lo sucedido, lo más seguro es que ni siquiera hiciese eso, ya que le había dejado bastante en claro que esa era su obligación. Su deber. Fuese como fuese, trataría de comportarse como lo había estado haciendo desde que la encerraron ahí. Neutra, rayando la indiferencia. Escuchando, para variar, lo que tenía que preguntarle. Respondiendo, como siempre, escueta hasta el punto del hermetismo.

Sin embargo, Sakura bien podía ponerse en pie de lo que fuese, pero tenía que estar ahí con ellos y todo lo que estaba pasando por su cabeza, se iría al caño. Su padre era un ser impredecible, y ella era su conejillo de indias. Siempre fue sometida a su molesto escrutinio, como para intentar de ver mucho más allá de ella. Por si él hubiese sido, la habría dominado en todos los aspectos posibles. Hasta habría sido capaz de subyugarle la mente con la de sentirse satisfecho.

Porque la vida...

La vida ya se la había jodido...

Pero no se la había terminado de doblegar...

Sakura todavía obtenía un pequeño porcentaje de control sobre sí. Era ahí que tenía toda su apuesta hecha a su escape con Sasuke. Kizashi podía querer tenerla en la palma de su mano, haciéndola bailar como si fuese su ventrílocuo, pero Sakura tenía bien escondida las tijeras que cortarían esos malditos hilos del inferno, para ser libre y vivir como siempre quiso. Ya, estaba muy consciente que se convertiría en una desertora de las vejaciones de su padre, y por Dios que esperaba ese momento.

Le encantaría poder verle la cara cuando ya no estuviese bajo su retorcida dominación. Oh, sería tan espectacular, pero para ese momento, Sasuke y ella estarían tan malditamente lejos que Kizashi jamás podría encontrarlos. Tendría que comerse con asco la ira que lo carcomería. Sonrió mientras soltaba aire por la nariz. Siguió barriendo el pasillo, le quedaba un montón todavía. Pero pensar en todo eso, le había mejorado considerablemente el ánimo, y eso hasta ella lo encontraba retorcido.

El sabor del pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora