Capítulo 22

1.2K 153 94
                                    


Enjoy...

:(


A veces no sabes que has compartido tu vida con el mismísimo enemigo. No tienes idea que, a quién alguna vez admiraste, podría llegar a ser una persona tan nefasta. Resulta ser increíble y hasta imposible, tan siquiera pensar en que estuviste una vida entera envuelta en mentiras despiadadas. En crímenes de los cuales no tenías ni la más remota idea porque simplemente la pantalla de rectitud y estoicismo que siempre viste, no te dejó imaginar lo que realmente escondía.

Lo que realmente se escondía debajo de aquel tapete...

Solo te dedicaste a ser obediente, a seguir la línea de todo lo que se te exigía. A pesar de eso, sentías cariño por aquellas personas porque se suponía que te habían obsequiado la vida, porque te amaban. Cuando la verdad no eras nada más que una casi extorción para ellos. En el que tu futuro se vería distorsionado debido a sus mentes maquiavélicas, buscando solo para sí mismos la salvación eterna. Porque fueron y son tan individualistas que no se detuvieron a pensar ni un segundo en ti.

Como se te fue presentada la fe, no era más que una alteración hacia tus verdaderas creencias para que pudieses hacer lo que, para variar, se te forzaba. No fuiste comprendida, mucho menos querida. No fuiste la prioridad, nada más fuiste la oportunidad. No fuiste la primera, tan solo fuiste la usada. No saben la persona que se perdieron, tampoco lo sabrán. No se dieron el tiempo de conocerte, y eso que vivían bajo el mismo techo.

Si eras o no su hija, la única, realmente era lo de menos. Con tal de hacer lo que se te impuso, era suficiente para tenerte un plato de comida caliente en la mesa. Un plato que ni siquiera era preparado por la mano de alguno de ellos, sino por una mujer que sí se dio el tiempo de conocerte. Un poco. Pero lo hizo. Era ella la que te cobijaba por las noches, cuando eras tan solo una niña, porque tu madre si no estaba en fiestas de la alta sociedad, se encontraba encerrada en el despacho de tu padre o haciendo cualquier estupidez en vez de pasar el rato contigo.

Sí, pequeña...

Fuiste echada a un lado por quienes se suponía debían estar ahí para ti...

Para protegerte...

Defenderte...

Amarte...

Con el paso de los años, pudiste darte cuenta de cómo era la verdadera situación de tu existencia. Lamentablemente muy poco pudiste hacer, ya que en cuanto hubo un incidente en tu colegio, te tomaron del brazo y a rastras te llevaron a ese lugar en el cual tú no querías estar. Se espantaron pensando que, si te manchabas bajo las sucias manos de un hombre, no podrías entrar donde ellos querían. No podrían salvarse de ir directo al infierno debido a sus pecados capitales.

Fue por eso que no se cuestionaron al ver tu cara de terror...

Mucho menos les afectó...

¿Importó tu opinión? Nunca lo hizo. ¿Sintieron remordimientos debido a cómo te obligaron a encerrarte? No fueron ni serán capaces de tener tal sentimiento. Siempre fueron ellos primero, segundo y tercero. Tú venías siendo las sobras de sus pensamientos, desde que naciste fuiste la carga que utilizarían cuando estuvieses grande. Y así mismito fue. Aprovecharon la horrible agresión que te hizo aquel desgraciado compañero, como la excusa perfecta.

Gran plan...

¿No?

El remordimiento es un sentimiento que no se permitieron, ni permiten tener, debido a que su pútrido corazón está muerto para poder tan siquiera experimentar algo similar. Creen que tienen la omnipotencia absoluta, comprada, como todo de lo que disfrutan. Nada es de ellos, nunca nada lo será tampoco. Solo son una repulsiva fachada. Un escenario donde actúan según sus intereses, importándoles una mierda pasar a llevar al resto. A su propia hija. Todo ha sido calculado, desde el más mínimo gesto de simpatía, hasta la más aberrante amenaza.

El sabor del pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora