Capítulo 16

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Enjoy...


La desesperanza supone siempre un desgarro interior, ya que va dirigida contra los anhelos de nuestra naturaleza. La desesperanza no suele llegar de modo repentino, sino todo lo contrario. Va apareciendo a medida que vas experimentando el desinterés. Aquel sentimiento conduce a una tristeza que te puede llegar a paralizar. 

La desesperanza constituye la desesperación por no encontrar sentido a todo lo que nos rodea.


En aquella habitación estaba Sakura acostada, todavía sin poder concebir todo lo que había sucedido. Sin todavía poder creer lo que le había hecho su padre. Ya había podido abrir los ojos, sin embargo, veía todo desenfocado y lógicamente le retribuyó eso al fuerte y bestial impacto que sufrió. Aun se encontraba levemente aturdida, y no era para menos. Quiso tocarse el rostro, pero el más mínimo roce le lastimó, por lo que bajó el brazo y se quedó en la misma posición que la había dejado Sasuke.

Quería maldecir hasta agotar el repertorio de groserías, como si supiese muchas. Aun así, pensaba en Kizashi con recelo e ira por todo el daño que le estaba provocando. En ese momento, y a lo largo de toda su vida, ese tipo se había jactado de ser su padre para obligarla a cumplir con sus arbitrarias decisiones. Había vociferado lo orgulloso que estaba de su única hija, solo con el fin de mostrarse como no era. Un ejemplo de padre. El golpe que le había dado, le dolía de manera horrible, pero todas las humillaciones que había vivido de la mano de aquel hombre, se habían quedado y seguirían con ella hasta el día de su muerte.

No podía entender como un tipo que se llenaba la boca hablando de toda su excelente crianza, diciéndose ser casi el papá del año, podía aborrecer tanto a quien engendró. Como su madre se había metido la lengua por ahí, ante todo lo que había pasado, haciéndose la ciega y sorda ante los golpes que presenció. Como no defenderla. Como no detenerlo. Simplemente agachó la cabeza igual que los perros y obedeció a la exigente orden de su amo, dándole lo mismo haberla dejado expuesta, golpeada y sola.

Sakura no era capaz de volver a verlo como su padre...

Sakura no era capaz de volver a verla como su madre...

Se habían convertido en unos completos y totales desconocidos...

Kizashi había dejado entrever que podía ser alguien peligroso, hasta llegar al nivel de menoscabar, de mirar en menos a su propia sangre. Había tenido el cinismo de mofarse en su cara cuando acertó en lo que ella quería para su futuro. Sakura no era capaz de advertir que detrás de aquella estampa, se escondía un ser completamente inverosímil, idóneo para protagonizar una historia donde sería el perfecto antagonista, capaz de todo con tal de conseguir sus propósitos. Le tenía miedo, pero también lo detestaba por como la había tratado a lo largo de sus diecisiete años.

Era imperdonable su actuar...

Suspiró profundo y hasta ese banal acto le provocó dolor en las costillas. Cuando le proporcionó aquel puñetazo, porque ya estaba segura de que eso había sido, debió haberse golpeado con algo de carácter consistente, ya que, obviamente, no era normal que sintiese todo el cuerpo lastimado. La sensación era como de una intensa quemazón que le recorría cada parte de su ser. No quería ni verse la cara, la que ya de por sí le latía como si se le fuese a arrancar la piel. No sabía que podrían decir las monjas del convento. Seguramente la interrogarían, y si decía la verdad, lo más probable era que recibiese una reprimenda por mentirosa.

El sabor del pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora