Mi semana se había pasado tan lenta. Me molestaba tanto el tiempo. Recuerdo cuando estaba en la preparatoria y tenía clase de Química, las horas se pasaban tan lentas, pero si quería dormir más tiempo por las mañanas, los minutos pasaban volando. El tiempo no era de confiar.
Santiago toreaba en Nuevo Progreso, e íbamos a ir. Aparte el jueves me marco diciéndome que sus papás y hermanas vendrían unos cuantos días a visitarlo. Me daba nervios, ya que la primera vez que los conocí fue cuando cumplimos un año, y a sus papás les caí bien, bueno al menos eso me dijo Santiago y de sus hermanas ni se diga, al principio me intimidaron, claro que quería caerles bien, porque son hermanas de mi novio, y no caerles bien hacía que yo me sintiera incómoda. Fue la primera y última vez que quise caerle bien a alguien.
María y Emilia, gemelas, con un carácter bastante diferente al de Santiago, claro, parecidas a él en lo físico, pero no agraciadas al principio. Cuando me conocieron, observaron todos los movimientos que hacía, lo entendía, pero después me fue muy incómodo, así que decidí llevármela ligera y sin importar que no les cayera bien.
Para mi sorpresa, las dos admitieron que me habían juzgado demasiado. El ser un poco tímida al principio y tener un miedo irracional al equivocarme, ambas sacaron conclusiones de mí. Altiva y reservada. Altiva, por ser la hija de un ganadero, y reservada, porque no mostraba con demasiado ahínco mis sentimientos hacia Santiago. Pero me defendí, diciendo que siempre era así al principio. Cuando agarraba confianza, era diferente. Ambas entendieron y explicaron el porque de su observación hacía mí.
Santiago es su hermano mayor, él que siempre está en las buenas y en las malas, él que te hace sonreír en días nublados y él que te protege de todo. Y claro estaba, que al venirse a vivir a México por un tiempo, querían saber que tan feliz estaba, y quien era el motivo de su felicidad.
Coincidí con ellas, por lo que les conté lo que yo hubiera hecho si Alec me presentará a su novia. A veces podía ser maliciosa y amablemente sarcástica. Y tenía pensarlo hacerlo, para poner en prueba a aquella chica que hiciera feliz a mi hermano.
El viernes por la noche, decidimos Naima y yo pasarla en la casa viendo películas, para así irnos temprano a Guadalajara el sábado. Veíamos una película con el nombre más grande que cualquier otra, La Sociedad Literaria y del Pastel de cáscara de papa de Guernsey. Una película sobre un club literario, bueno tuvieron que hacer el club literario, para que los nazis no se dieran cuenta que venían de una cena de amigos.
Mi celular sonó y vi que me llegó una notificación de alguien que había comenzado a seguirme. "diecastellanos", "Diego Castellanos comenzó a seguirte." Sonreí, deje mi celular aún lado y me puse a ver la película.
Naima se quedó dormida conmigo y antes de caer yo también en un sueño profundo, decidí entrar a su perfil. Lo que sabía de Diego era muy poco, era una persona emprendedora, junto a sus amigos abrieron un bar-antro llamado "Five" y el más famoso de Querétaro, estudio Arquitectura, lo cual me llamó demasiado la atención, quería preguntarle demasiadas cosas acerca de esa carrera, pero siempre me esquivaba o ignoraba, también sabía que le gusta la fotografía. Entré a su instagram y me puse a ver sus fotos. Fotos con sus amigos, con su familia, él montando a caballo, de sus corridas, con su hermana, de sus viajes en familia y con amigos. Me entretuve tanto viendo sus fotos y tenía cierta envidia de cómo vivía su vida. Yo también podía vivir mi vida como él. Pero tenía miedo, y era un miedo tonto, porque no había nada que me detuviera. Bueno, eso creía...
- ¿Ya llevan todas sus cosas?, ¿Qué tanto traes Savannah? – preguntó mi papá al verme con tanta maleta.
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LA GANADERA
Teen FictionSavannah Villarroel, ganadera de Los Tres Arroyos, es una joven influyente en el mundo taurino. A pesar de estar al margen por ciertos murmullos que rondan a su alrededor. Savannah es un chica joven y madura, que disfruta de su relación con el matad...