27 "El amor es una fuerza posible que nace de una debilidad real."

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Cada mañana al despertarme veo mi celular esperando algún mensaje de mi mejor amigo, pero la entrada está vacía.

Otro día más sin él.

Me ha afectado de una manera impresionante. No sabía que iba a estar tan jodido el día de su partida, ni mucho menos perdido desde entonces.

Estoy solo en mi habitación. Se supone que hoy nos iríamos a España a continuar con nuestra temporada Europea. Se supone. He cancelado la mitad de mis eventos en España porque no puedo seguir adelante, no puedo sin él.

Me he alejado de mis amigos aunque ellos han venido a verme constantemente, me sacan risas y una que otra lágrima, a la que en definitiva no he visto para nada desde hace meses es a Savannah y siento como si la hubiera abandonado en el peor momento de su vida, lo que me hace sentir la peor persona del mundo.

Los libros son mi única compañía, son los únicos que no me echarán en cara lo débil que he sido, los únicos a los que puedo acudir para escaparme de mi mundo real por un rato.

No salgo de mi habitación y mi madre no sabe cómo sacarme de ahí. La ansiedad se ha presentado en más de una ocasión y se siente de lo peor. Dejo el libro en la cama, cuando sé que ya no puedo concentrarme más para leer, ya que ahora los recuerdos no paran de llegar. En un rincón esta su maleta que dejo un fin de semana antes, iríamos a acampar con nuestras novias... no he tenido el valor de llevársela a sus padres porque siento que si lo hago, romperé a llorar y ya no quiero llorar.

Me detengo cuando escucho que alguien baja las escaleras y empiezo a identificar sus zapatos, la ropa que lleva y sé quién es la joven guapa y hermosa que me ve con una sonrisa tranquilizadora.

- Hola, cariño – escucho la dulce y cantarina voz de Marina.

Verla es tranquilizador. Su cabello rosado lo lleva rizado como siempre, mientras que el vestido negro hace ver su silueta delgada pero atractiva y sensual. Ha venido a verme todas las tardes desde que regreso de California, e incluso me dijo que no se iría si yo no estaba bien, tuve que mentirle y decirle que estaba de maravilla, pero lo que hizo que volviera fue la llamada cuando llego a mí el ataque de ansiedad. Sé que no es justo que venga y regrese, Marina empieza a tener una vida allá, un trabajo estable que lo último que quiero es que no la tomen en serio por sus consecutivos viajes a México.

Marina deja su bolso en la cama y se acerca a mí con una sonrisa enorme y perfecta, pero yo la tomo por las manos y las bajo delicadamente, ella frunce el ceño y da un paso atrás desconcertada, soy el primero el hablar.

- Quiero hablar contigo – declaro secamente, mirando detrás de ella.

- ¿Qué sucede? – pregunta, mientras busca con su mirada mis ojos, pero yo evito los de ella dándome una vuelta y viendo al patio trasero.

- Perdón por hacerte perder el tiempo conmigo...

- Franco...

- Te mereces a una persona que esté bien, que no le llore a su mejor amigo muerto, mereces a alguien que te apoye en tus proyectos y este siempre para ti.

- Tú eres esa persona – dice volteándome y buscando aún mi mirada.

- No, Mar, no puedo ser esa persona...

- ¿Por qué? – insiste, en esta ocasión pone sus dos manos en mi rostro, haciéndome verla de frente.

- Porque no puedo... no he estado bien últimamente y no mereces esto...

- ¿Merecer qué? – pregunta desesperada -. Yo quiero estar contigo, quiero estar contigo. No merezco nada si tú no estás conmigo.

- Lo mejor será que lo dejemos – hablo ignorándola y apartándome de ella.

LA GANADERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora