23 TENGO HAMBRE DE VIVIR LA VIDA

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Un letrero con la palabra SOULMATE me hizo reír y correr hacía la persona que me esperaba.

Santiago Arroyo.

Ese joven matador que vestía una camisa holgada blanca, con esos jeans algo desgastados y rotos de las rodillas y sus típicos converse blancos y el cabello castaño peinado hacia un lado.

- Bienvenida a Madrid, Ganadera.

Lo abracé y él me alzo por los aires para cargarme, el letrero se dobló. Mila me miraba contenta y estuve a punto de abrazarla, cuando sentí una mano alejándome de ella. Alec.

- ¡Alejandro! – le di un golpe en la espalda -. Iba a saludar a Mila.

- Ibas, hermana, porque por supuesto que debía de ser el primero en llegar a ella – me sonrío triunfante y cuando se volteo le planto un beso a Mila, quien la tomo por la nuca y la atrajo hacia ella.

- ¿No hay un abrazo para Franco Ramírez? – Fran venía hacia nosotros, con los brazos extendidos y una sonrisa burlona en el rostro -. Que suerte la de los Villarroel que tienen a quien abrazar, mi perfecta novia se quedó en México.

Santiago y Fran chocaron las manos, Mila le dio un abrazo.

- Les hice galletas de chocolate.

- ¿Con la supervisión de quién? – hablo Daniel, quien llevaba su almohada aún en el cuello y lentes de sol puestos -. Digo, porque la última vez que comí, esa diarrea no se me quito por una semana.

- A ti también quien te manda a comerte todas – replico Alec, defendiendo a su novia.

- Era la primera vez que hacía Dan, ahora ya se medir los ingredientes. Y mi supervisora fue mi tía.

Empezaron a hablar de más cosas. Mi papá venía detrás, hablando con Dorothea, quien tenía una cara de sueño y flojera. Mila y Liam se abrazaron, se habían hecho muy buenos amigos.

- ¿Y tu madre y Naima? – preguntó Santiago, mientras me ayudaba con mi equipaje.

- No vendrán este verano – suspiré profundamente.

- ¿Por qué?

- Naima no la lleva bien ahora en su embarazo, ha tenido ciertos problemas, ella está muy preocupada, de hecho yo tampoco iba a venir, la estuve cuidando en su tercer mes cuando le llegaron unos dolores muy fuertes. Pero me rogo – reí -, que viniera. Me dijo que tenía que disfrutar mi último año sabático. Que ella estaría bien. Arya y Zhao se quedaron con ella y le han ayudado con los viñedos. Y mi mamá decidió también quedarse con Naima, para cuidarla, por si las flais.

- ¿Cuántos meses tiene?

- Cinco meses.

- Wow, ya tan rápido.

- Sí, que nervios. Ya quiero conocerlo, es niño.

- Tus papás contentos, de seguro.

- Ellos, los suegros, los futuros tíos y el molesto de Mauricio – eché una risa -. Está un poco desanimado, pero torea las tres corridas que tiene y se regresa a México. No quiere perderse ni un minuto de su embarazo si tiene la oportunidad de estar con ella.

- Va a estar bien Naima, ya verás.

- Le rezo a Dios que así sea.

Seguimos platicando demás cosas mientras salimos del aeropuerto de Madrid. Aspiré el rico olor y el aire caliente de la ciudad. Siempre por estas fechas es muy caluroso

LA GANADERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora