BLANCO

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"Este es mi corazón y ese es el tuyo, pero no estoy seguro de que haya diferencia" A. R. Asher.

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La vista que tenía era privilegiada, el cielo robaba por completo el protagonismo de aquel paisaje. Si Amelia se encontrará a su lado, seguramente haría un comentario respecto a la belleza del cielo y ella.

Luisita sonrió, porque eran esas pequeñas cosas de Amelia que la hacían sentir especial, bella, deseada y sobre todo amada.

Dejó salir un largo suspiro cerrando los ojos para recordar su rostro.

- Amelia...-susurró.

La extrañaba, ¿de qué servía ver esos hermosos lugares si las dos razones de su vida se encontraban lejos de ella?

- ¿Doctora Gómez?.- escuchó que preguntaron a sus espaldas.

- Gómez-Ledesma.- corrigió en seguida.

- Discúlpeme Gómez-Ledesma.- contestó el muchacho de lentes, seguramente un residente.- Doctora, me pidieron que le avisará que empezamos en 5 minutos.

- Gracias, mandaré un mensaje y los alcanzo.- dijo sonriendo.

- Por supuesto.- respondió con otra sonrisa el chico antes de girar y desaparecer por el pasillo.

La rubia sacó su celular de la bolsa y tocó la pantalla para que se iluminara mostrando la foto de su pequeña familia.

Aparecían las tres en quizás uno de los días más felices de toda la historia, su boda con Amelia.

La puerta que se encontraba a lado del gran ventanal se abrió.

- Maldición Gómez, no permitas que coma otra cazuela de mariscos.

- Te dije que te caerían pesados Irma.

- No me regañes, podríamos pedir lo que quisiéramos de la carta ¡gratis!...simplemente aproveche la oportunidad.

- Irma.- dijo de manera sería la doctora para aumentar el dramatismo.- Eran las 8 de la mañana y los pediste de desayuno.

- ¿Te avergüenzas de mi rubia? La que tiene problemas intestinales soy yo, ten compasión.

Luisita rodó los ojos, era increíble que su amiga siguiera siendo la misma niña después de tantos años.

- Solo digamos que aprendí mi lección.- agregó la morena.

- Yo también, créeme.- contestó Luisita con tono de burla.- Para la otra ya sé a quién no debo invitar.

- Era yo o venir sola como perro, sabes bien que señorita perfecta y mi amada Amy no podían acompañarte a tus vacaciones rockstar.

- No son vacaciones, es un viaje de trabajo.

- Solo vas y te paras a hablar por una hora, respondes preguntas de tus groupies y nos vamos a pasear, trabajo es mantener en pie ese edificio lleno de consultorios.

Luisita entre cerro los ojos acusando a su amiga.

- What?.- preguntó Irma.

- Se supone que vienes de acompañante, estas dos semanas no has tenido que mover ni un solo dedo.

- Fingir ser tu amiga no es fácil, le pediré un aumento a Amelia.

Y con el sólo escuchar su nombre, Luisita no pudo evitar sonreír.

- Ewww en verdad que estas enfermas, si fuera ella pediría una orden de restricción.

El celular de Luisita vibró anunciando la entrada de un mensaje, ignoró a su amiga que imitaba el acto de vomitar para mejor leer el mensaje que acababa de recibir.

Por una mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora