Acuario

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— Pero ¿por qué?.— susurro Amelia a su pequeña Amy.

— No lo sé mamá.— y la pequeña volteó a ver a Luisita antes de regresar la mirada a la morena.— ¿Y si la contentamos?

¿La teniente miro a su hija, iban a hacer una "no travesura" juntas? Por supuesto que se apuntaba.

— Muy bien, pero ¿cómo?.— preguntó, era difícil saber cuándo no tenía idea de por qué estaba de ese humor.

— Mmmm.— la niña cerró los ojos mientras se concentraba.

— ¡Oigan!.— les grito Luisita.— ¿Vamos a entrar o no?

— ¡Ya vamos!.— dijo Amelia.— Amy, debemos ir con tu mami.

La pequeña seguía con los ojos cerrados.

— ¿Amy?.— preguntó la ojiverde.

La niña abrió los ojos y mostró una gran sonrisa.

— ¡Ya sé cómo ponerla feliz!

— ¿Cómo?

— ¡Mándale un mensaje!.— empezó a decir la pequeña y Amelia puso cara de confusión, "¿Un mensaje de texto animaría a Luisita?".— Cuando le escribiste sobre venir al acuario, estuvo contenta todo el día.— finalizó de explicar su plan la pequeña Amy.

Amelia no pudo evitar sonreír con la idea de que un mensaje de ella haya podido poner de ese humor a la doctora, quizás había esperanzas y aquel reencuentro en el consultorio no había sido de todo un "error" como la rubia había dicho.

— Muy bien.— contestó Amelia.— Yo me encargo.— y le guiño a su hija.

Amy intento igualmente guiñar el ojo, aunque no le salió del todo bien.

— Ven, vamos rápido con mami antes de que se enoje más.— comentó la teniente.

— Vamos vamos.— y la pequeña empezó a correr con Amelia tras de sí.

Luisita volteó a ver a la oficial Lourdes que seguía formada para comprar las entradas y pudo observar que efectivamente, seguía mirando a Amelia, la cual estaba a nada de llegar junto a su hija.

La teniente siguió la mirada de la rubia y se encontró con los ojos de la oficial, la cual le sonrió y volvió a saludarla con la mano. La ojiverde sonrió un poco y levanto la mano solo para no ser mal educada.

— ¿La conoces?.— preguntó Amelia a la doctora.

La rubia se avergonzó un poco al ver que la habían atrapado.

— No, ¿por qué? ¿debería?.— respondió.

— No yo nada más pensé que...

— Entonces mejor entremos o no nos dará tiempo de ver todo.— interrumpió la rubia.

Amy volteó a ver a Amelia y su mirada estaba clara "Error #1..."

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Mientras la visita por al acuario continúo, las cosas entre las dos mujeres no iban avanzando a favor de la morena. El "Error #2, #3 y #4" se habían mostrado en el rostro de su hija. Era obvio que lo de la rubia era personal contra la teniente, porque con su hija y el resto de las personas, era ella, la mujer adorable que conocía.

El trío se encontraba en una sala grande donde había asientos para poder admirar la gran pecera y descansar un poco de la caminata. Amy se encontraba pegada al cristal señalándole a Amelia algunos animales que podía observar, mientras que la rubia descansaba sentada a unos cuantos metros atrás.

Por una mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora