Desayuno

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— Amelia....—se escuchó en un susurro.— ¿Amelia?.— ahora fue con un volumen un poco más alto.

Luisita se encontraba en cuclillas intentando despedirse de la teniente que, al parecer, estaba en un profundo sueño. No quiso moverla, sabía que estaría agotada y debía descansar después de todo lo vivido anoche.
De manera muy lenta movió las sabanas, con la mirada reviso las heridas de la ojiverde. Todo parecía que estaba bien, eso esperaba, ya que no quería que tuviera problemas.

Por supuesto que la rubia quería quedarse, pero debía ir por Amy a casa de su madre y no iba a ir en vestido de antro y una sudadera de policía. Antes de lo sucedido, había planeado verse con Amelia para "la gran platica"; era obvio que los planes estaban modificados.

¿Cómo se encuentra Amelia? ¿qué somos? ¿somos algo? ¿podremos arreglarlo? ¿me amará a pesar de todo?, eran las preguntas que circulaban por su mente.
Deposito un pequeño beso en la frente de la teniente y salió del departamento.
—————————————

"Amelia
Me hubiera gustado cerciorarme que esas heridas mejoraron antes de irme pero necesitabas descansar.

Debo recoger a Amy de casa de mi madre para que pueda ir a su trabajo, recuerda pensar en una buena historia para nuestra hija.
Márcame si llegas a tener alguna molestia o necesitas ayuda para lo que sea.

Gracias otra vez por la sudadera y por favor no olvides lo que te he dicho, estoy enamorada de ti.
Luisita"

Esas eran las palabras de la nota que la rubia le dejo a Amelia en el espejo de su baño.

Cuando la teniente despertó y no la encontró a su lado, sintió un dolor peor que el de su mano, su labio y el de cabeza juntos. Pero al encontrar ese pequeño pedazo de papel, todo se esfumo por un segundo, principalmente con la última frase que la doctora le dedico
Tomó su celular y marcó.

— ¿Estas bien?.— era Marina.

— Sí.

— Del 1 al 10, ¿qué tanto te duelen las heridas?

— 2.

— No te creo.

— 2.5.

— ¿Por qué me marcas? ¿qué le hiciste a Luisita?

— Nada.

— Entonces...¿dónde esta?

— No esta aquí.

— ¿Qué?.— respondió sorprendida su amiga.— ¿Te dejó sola?

— Estuvo conmigo toda la noche.

— empezó a explicar la ojiverde.

— Pero se fue antes de que despertará.

— Pero ¿por qué?.— notó el enojo de su amiga.

— Para recoger a Amy de casa de su madre.

— Ah ok.— dijo aliviada.— ¿Ya comiste algo?

— No tengo hambre.

— Voy para allá.

— No, Marina...— y antes de que continuará, su amiga le había colgado.

El celular le mostró su fondo de pantalla, la imagen de ella con Amy, la fotografía que Luisita les había tomado.

"Porque yo sí estoy enamorada de ti".

Por más que quería pensar en todo lo sucedido hace apenas unas horas, siempre regresaba a ese instante, recordaba los labios de Luisita moviéndose al pronunciar lo más importante de toda la noche.

Por una mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora