Cast Yourself (you are the spell) • hosie

Capítulo 53

El hombre que ahora la sujetaba, era tal y como lo recordaba, frío y sin emociones, como su hijo.

Hope lucha por no retorcerse ante el contacto de su mano viscosa. Un escalofrío recorre su columna vertebral cuando se fija en sus ojos.

— ¿Todo bien? — Pregunta el hombre. La sangre pura sentía su boca paralizada. Viéndole tan de cerca, la edad no le había beneficiado en nada, si es que en algún momento lo había hecho. Las arrugas se marcaban en su piel como si se tratara de barro seco.

— Sí, mucho — contesta Hope, a sabiendas de que a él no le importaba en absoluto — Gracias por reunirse conm...

— No voy a hacerte perder el tiempo — le interrumpe Malivore — y espero que tú no me lo hagas perder a mí.

La música cambia y el hombre la hace girar, sin embargo, no la deja cambiar de pareja como se suponía que tenía que hacer y mantiene su agarre con firmeza.

— Verás, creo que tenemos un objetivo en común y tengo un plan para lograrlo — le comenta. Hope siente sus dedos fríos — Tu padre me ha dicho que puedo confiar en ti, ¿es cierto?

— Sí — Hope asiente con la cabeza, pero por Merlín, lo odiaba. Odiaba toda la escenita que estaba montando —. Por supuesto que sí, señor.

Malivore sonríe. Era desconcertante. Esa sonrisa no pegaba para nada con él.

— Bien —. El hombre hace una pausa dramática y la mandíbula de Hope se tensa — Tengo un amigo en el ministerio — comienza, la sangre pura mantiene sus ojos fijos sobre su hombro izquierdo, asustada de que pudiera ver a través de ella si lo miraba fijamente — Del Departamento de Misterios. Me ha dicho que el personal de esta escuela guarda y mantiene en secreto una profecía... la cual nos concierne y me temo que se está cumpliendo.

¿La profecía? ¿Nos concierne?

No, no.

Hope traga y asiente, tratando de ocultar su primera reacción. Había dejado de darle importancia a la profecía hacia bastante tiempo. Estrecha los ojos.

— No pareces sorprendida —, observa él. Se apartan hacia un lado. Uno, dos, tres. Hope cuenta en su cabeza. Quería cerrar los ojos y fingir que estaba bailando con Josie.

— No, señor —, contesta en voz baja — Me enteré hace unos meses, junto con el resto de la escuela. Nos dijeron que era falsa.

Malivore frunce el ceño.

— No se deje engañar, señorita Mikaelson — Uno, dos, tres, vuelta — La profecía es real —. Hace una pausa y observa cuidadosamente sus gestos. Hope no parece reaccionar — Aunque... — añade lentamente — Mi contacto no pudo conseguir mucha más información sobre ella y me gustaría analizarla, pero para eso, necesito su ayuda para encontrarla. Klaus piensa que puedes ser útil y espero que tenga razón. Tu labor es vigilar tanto al director como al resto de profesores cuando vuelvas de las vacaciones. Estaremos en contacto a través de tu padre, te escribiré una vez al mes. En tus respuestas, infórmame de todo, ¿de acuerdo?

¿Qué se suponía que tenía que decir? ¿Que no? Como si tuviera elección. Tenía que decir que sí, por su padre, por su familia.

— Claro.

Otra sonrisa del hombre, esta aún más enfermiza que la anterior.

Hope siente como una arcada le sube hasta la garganta y le deja un sabor amargo en la boca.

— Perfecto —, contesta Malivore — Hay más que debo mencionar — Hope asiente con la cabeza, la sentía mucho más pesada de lo habitual — como seguro ya sabrás, Hogwarts no es sólo una escuela de magia, es un símbolo. Quizás de inocencia, para ser más exactos; y creo que tanto tú como yo somos lo suficientemente inteligentes como para saber que la inocencia en malas manos es ignorancia. Desde su creación, los fundadores de Hogwarts han permitido que los estudiantes no tengan una educación adecuada. Les han permitido e incluso animado, a acobardarse cuando hay un verdadero peligro —. Sacude la cabeza. Hope puede ver la ira en su estrecha sonrisa — ¿Por qué imparten una clase de estudios muggles pero no una de los sagrados veintiocho? — pregunta retóricamente — ¿Por qué enseñan Defensa Contra las Artes Oscuras, pero no las Artes Oscuras en cuestión? Aquí no educan para el mundo real. ¿Está de acuerdo conmigo, señorita Mikaelson?