Cast Yourself (you are the spell) • hosie

Capítulo 46

— ¿Dónde están?

Hope rebuscaba con agonía en el baúl que tenía justo al lado de su cama, tirando las cosas por los aires aleatoriamente. Llevaba así unos cuantos minutos, arrodillada en el suelo.

Había estado muy inquieta desde que se había despertado... siendo una completa bola de nervios andante. Su cabeza no dejaba de dar vueltas sobre lo que había pasado la noche anterior y ahora se encontraba hablando consigo misma.

Se estaba volviendo loca.

— ¿Dónde coño están? — Casi a punto de darse por vencida, la sangre pura se inclina hacia atrás y suelta un suspiro frustrado, mirando al techo y suplicando por cualquier tipo de fuerza positiva.

— Hey — Rose aparece por la puerta, con los dedos enroscados a lo largo del pomo. Inclina su cabeza detrás de ella. — Vamos, aún tenemos un par de minutos antes de que estos se vayan sin nosotras. De hecho Pen está contando los segundos mientras te lo digo —, comenta, sonriendo con diversión. La chica deja caer su mano del pomo mientras se acerca a Hope — ¿Tengo que recordarte que tenemos que estar allí antes de que Maya se despierte?

Bien.

Aunque Maya no es que fuera la persona más madrugadora del mundo, en algún momento se despertaría, obviamente, y Hope debería darse prisa si quería llegar a la enfermería antes de que eso pasara..., pero es que no lo encontraba.

La sangre pura se da la vuelta, aclarando su garganta antes de responderle. Su voz podría sonar demasiado tensa y no quería levantar ninguna sospecha o dar paso a preguntas incómodas.

— Un segundo — murmura, mirando hacia su baúl de nuevo.

Había un par de bromas mágicas en la esquina, unas cuantas corbatas de Slytherin en la parte inferior, su sudadera con capucha de muggle en la parte superior. Bromas mágicas. Corbatas de Slytherin. Sudadera con capucha de muggle.

Bromas. Corbatas. Sudadera con capucha.

Hope lo deja todo a un lado rápidamente.

— ¿Qué se supone que estás buscando? — Rose se acerca por detrás, con las manos en las caderas mientras se asoma al interior del baúl en el que Hope estaba inclinada. La sangre pura tiene que aclarar su garganta una vez más cuando habla.

— Una caja de trufas de chocolate negro —, le contesta. Sus palabras se mezclan, apresuradas y ansiosas, casi chocando unas con otras. — El de las nueces. Son las favoritas de Maya. Sé que están aquí en alguna parte.

O tal vez no.

— Joder — Hope golpea con la palma de su mano el baúl, frustrada. ¿Por qué de repente se sentía así? Hasta su pecho se aprisionaba con fuerza, casi hasta el punto de no poder ni siquiera respirar. Si no se terminaba controlando, podría explotar.

— Espera, te ayudo —. Rose se sienta a su lado, poniendo una mano en el hombro de Hope. La sangre pura retrocede como si le hubiera pegado un calambrazo.

Es demasiado. Lo es.

— No. Joder —, Hope se levanta y da una patada al baúl con fuerza, el dolor ni siquiera hace acto de presencia debido a su ira. Sus ojos se nublan con lágrimas. Su garganta se contrae. Siente que se está asfixiando. — No puedo encontrarlo.

Se pasa una mano por el pelo, enterrando los dedos en su cuero cabelludo y tirando de él. Un sollozo se forma en su garganta, sus dientes se aprietan para detenerlo. Rose estaba demasiado cerca como para sentirse cómoda. Si no tenía cuidado, podría llegar a quemar toda la habitación.