En el primer día de vuelta a Hogwarts, Hope se duerme y lo peor es que ninguna de sus compañeras de habitación se habían molestado en despertarla para ir a clase.
Teniendo en cuenta que habían pasado seis años y que la sangre pura ni siquiera se había aprendido aún sus nombres, lo consideraba normal.
El problema era con Maya.
Su amiga había estado distante desde el comienzo de las vacaciones de navidad. No había recibido ni una lechuza por su parte... aunque no se podía quejar en voz alta puesto que ella tampoco le había mandado una.
El caso era que Maya siempre la despertaba y ahora no lo había hecho.
Se había perdido el desayuno y la primera hora, lo que había obligado a la sangre pura a darse prisa para llegar a su siguiente clase. Sus zapatos resonaban en las baldosas de los pasillos silenciosos y prácticamente vacíos de la escuela.
Bueno eso, y también su estómago.
Crujia hambriento mientras iba a Transformaciones, con la mochila colgando perezosamente de su hombro, llena de libros, tinta, apuntes y...
Y algo de lo que prefería no pensar.
McGonagall le resta cinco puntos a Slytherin cuando ve a Hope entrar por la puerta. La sangre pura dedica una mirada amenazante a los estudiantes presentes en la clase antes de que estos pudieran quejarse, si es que se les había ocurrido hacerlo.
Su gesto se suaviza un poco cuando sus ojos se cruzan con Josie Saltzman, que estaba sentada en su mesa habitual de la parte delantera de la clase mientras tomaba apuntes.
Era entrañable.
La morena era la única que no había levantado la vista de sus pergaminos cuando Hope había entrado sin llamar. Ni siquiera había mirado en su dirección.
Era como si la noche anterior no hubieran estado juntas en su habitación, como si la sangre pura no se hubiera visto obligada a irse a escondidas y volver a su dormitorio esperando que nadie se diera cuenta.
A Hope se le forma una sonrisa solo de recordarlo mientras rodea las mesas de los estudiantes y se acerca a la suya, pero no había pasado ni un segundo cuando esta ya se le estaba borrando de la cara.
Cuando se sienta en su sitio, su mochila se había puesto boca abajo de repente, como si estuviera vomitando todo lo que había dentro de ella. Todo su material sale disparado, esparciéndose por el suelo y metiéndose debajo de la mesa de los demás.
Hope agradece tener buenos reflejos - gracias al quidditch - ya que es el único motivo por el que algunas de sus cosas no logran escapar.
Aprieta la mandíbula con fuerza y levanta la cabeza al oír una risa ahogada a su espalda. Su mirada se topa con Penélope Park. Por supuesto. La otra chica tenía la varita escondida debajo de su mesa, apuntando hacia Hope.
Penélope le devuelve la mirada con calma y con algo de gracia en su rostro, se mete la varita en la manga como si no hubiera pasado nada y devuelve su atención a la clase.
Sin inmutarse.
Las dos chicas no eran conscientes del par de ojos preocupantes que Rose les estaba dedicando desde el otro lado del aula.
A Hope le estaba hirviendo la sangre. Empieza a recoger las cosas del suelo con rabia, apretándolas tan fuerte que sus nudillos se estaban tornando de un color blanquecino.
Tenía muchas ganas de coger su varita, pero en cambio, aprieta con fuerza la mandíbula y decide no hacer, ni decir nada.
Sí, estaba haciendo lo mejor. No podía empezar otra pelea con Penélope. En este caso, tenía que ser ella la madura.
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Cast Yourself (you are the spell) • hosie
FanfictionHope Mikaelson es una estudiante de Slytherin de sexto año, de sangre pura, que trata de escapar de las presiones de su familia. Josie Saltzman, nacida de muggle, es transferida de la Academia de Magia Beauxbatons en una noche fatídica, donde el som...