Capítulo 33

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Un jueves por la tarde como otro cualquiera, la profesora Septima Vector estaba sentada en su clase de Aritmancia, esperando que llegara la hora de empezarla. La única diferencia con otros días, es que sentía un pequeño indicio de ansiedad.

Mira hacia la puerta con impaciencia, esperando ver a sus alumnos entrar por ella, a pesar de que la campana aún no había sonado. Se pone de pie con los nervios a flor de piel.

Anoche, el director le había encargado un plan sumamente infantil para juntar a la señorita Mikaelson y a la señorita Saltzman.

En el pasado, le hubiera discutido tal sandez hasta el punto de juzgar su estado de salud mental, pero ahora, no podía permanecer escéptica con la profecía.

Cuando había estado con el grupo de profesores en el Bosque Prohibido hace algunas horas, pudo comprobar por ella misma que no podía desafiar al destino por mucho más tiempo. Los centauros les habían llevado al fuego que se propagaba justo en lo más profundo del bosque. Observando como las llamas crecían delante de ellos.

Firenze no se había quedado corto con su descripción, y es que la profesora había podido comprobar como un gran lobo y un enorme dragón se rodeaban, preparados para librar una épica batalla... pero sin embargo, cuando el lobo acechaba al dragón, había un momento que parecía que lo estuviera acicalando. La profesora había jurado oír como el dragón emitía un pequeño ronroneo a su vez.

Y es por esto, que Vector se encontraba ahora en esta situación, preparándose para lo que estaba a punto de hacer. En pocos minutos, tenía que hacerle un hechizo a la pareja de alumnas.

Total, si algo salía mal, siempre podría culpar a otro estudiante por la guerra de bromas que seguía en funcionamiento en la escuela.

Vector aún podía recordar los gritos en el desayuno, provenientes de la mesa de Gryffindor, cuando se vieron obligados a comer encima de heces. Su sentido del olfato no podía ignorarlo.

La campana suena y la profesora se sienta en su escritorio, pasando sus manos por su pantalón en un horrible intento de calmar sus nervios. Empezaba a tener dudas... ¿Por qué hacía esto? ¿Cómo había aceptado involucrarse en este tipo de cosas?

Vector levanta las cejas cuando las víctimas de su plan traspasan el umbral de la puerta en ese mismo momento. De hecho... se queda un poco conmocionada con lo que ve.

La señorita Mikaelson le había sujetado la puerta a la Señorita Saltzman e incluso cuando se dirigían a sus asientos, saca la silla de la otra chica a la vez que la suya para sentarse. Parecía que incluso lo había hecho inconscientemente, porque las dos se habían sentado sin poner ninguna mala cara, mientras los demás estudiantes empezaban a llenar el aula.

Después de unos segundos de empezar la clase, la profesora les asigna la tarea habitual y espera pacientemente.

Quizás habrían pasado unos veinte minutos, cuando encuentra el momento perfecto. Saltzman se había inclinado para susurrarle algo a Mikaelson, como una pregunta acerca del trabajo, pues la morena señalaba su pergamino confusa. Entonces la profesora agitó rápidamente su varita debajo de la mesa.

— Glutinuma tempus. — El hechizo es instantáneo.

Mikaelson balbucea mientras ve como su mano, por cuenta propia, gravita sobre la de Saltzman, empujándose a entrelazar sus dedos firmemente. La nacida de muggles intenta apartar al instante su mano, soltando un leve quejido cuando ve que no puede, llamando la atención de los estudiantes a su alrededor.

— ¡Ahora no es el momento de hacer ese movimiento! — le susurra Hope, percatándose de lo que estaba pasando.

La profesora ladea su cabeza viendo como la sangre pura se volvía pálida. Mira a su alrededor, viendo como algunos estudiantes comenzaban a observarlas embobados.

Cast Yourself (you are the spell) • hosieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora