Adiós viejo amigo

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Parte 1

Mientras yo veía la batalla Hayami e Hiro intentaban salir de allí, también estaban Shina y a Fitoria salir de allí, pero Shinon no podía porque estaba inconsciente. Yo no les prestaba mucha atención, pero también quería ayudar, deje de ver el combate para ayudar en lo que fuera.

-Hiro, ¿Qué hago?

-¿Eh...pues- empieza a ver a su alrededor -Intenta alcanzar esa daga de allí- señala con la mirada a la derecha?

En esa dirección hay una daga de al menos treinta centímetros de largo, estaba toda ensangrentada. Comienzo a estirar mis piernas para ver si de casualidad la alcanzaba, sin embargo, las sogas me lo impedían.

-Es inútil, no puedo alcanzarla- volteo a ver a Hiro

-Está muy bien atada, con forcejeos no podremos liberarnos- dice Hayami.

-Tampoco podemos liberarnos, sin Shinon no podremos usar su Icebe y atraer esa daga- Dice Shina.

Nada funciona, de verdad solo tenemos que esperar a que un milagro nos salve. Si tan solo pudiera alcanzar esa daga, si tan solo... pudiera... alcanzarla... eso es. Aun puedo alcanzarla, pero solo con una posibilidad, el agha de oscuridad, la mano satanica.

Si logro utilizar esa habilidad podre alcanzarlo, pero me preocupa algo, anteriormente el señor Iginus me advirtió que no usara el agha de oscuridad a menos que fuera absolutamente necesario. Pero creo que ahora si es absolutamente necesario.

-Tengo una idea, pero no se asusten ¿de acuerdo?

-No nos des una razón para asustarnos- me responde Shina con un tono burlón.

Suspire y mire la daga con detenimiento.

-"sombra satanica"- se formó un solo brazo que sobresalía de mi espalda.

La mano comenzaba a moverse en dirección de la daga, de pronto senti un dolor intenso en mis dedos de la mano derecha. El dolor era tan intenso que me queje haciendo un sonido con la garganta, el brazo de sombras desapareció.

-¿Estas bien?- me pregunta Hiro

-No, algo raro está pasando- bajo la mirada y observo mi mano derecha.

Me asuste de ver lo que estaba pasando, las yemas de mis dedos, las uñas estaban de un negro intenso que se movía en dirección a mi hombro. Se detuvo en la parte media de mis dedos, también se detiene el dolor, conque esto es a lo que se refería el señor Iginus, las consecuencias de usar el agha de oscuridad. Hiro me voltea a ver y me observa la mano.

-¿Qué es eso?

-Hiro...

-Respóndeme Thomas, ¿Qué es eso?

-No te asustes, no es nada.

-¿No quieres que me asuste?, TU MANO SE HIZO DE COLOR NEGRO, COMO SI LA HUBIERAN QUEMADO. ESO NO ES NORMAL THOMAS.

-Tranquilízate Hiro, te lo explicare luego pero ahora tienes que confiar en mí, por favor

Hiro me veía con una expresión de inseguridad y miedo, dando por hecho lo peor. Se que tiene miedo, sus ojos me lo decían, sus ojos verdes como el pasto me lo dicen, está preocupada. Mientras veo a Hiro el pensamiento de que está preocupada por mi pasa por mi cabeza una y otra vez, el ruido del choque de las espadas de Abaruk y el señor Efedor desaparecía poco a poco y mi respiración que estaba agitada, se calmaba.

En ese momento lo único que me preocupaba era Hiro y lo que pasaría si no logro sacarla de aquí, su hermoso rostro me tenía hipnotizado, creo que lo llamaría, la calma antes de la tempestad. Comienza a mover su boca sin emitir sonido alguno, escucho mi nombre como si recobrara el sentido del oído.

Las cronicas de Roswall Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora