Nunca se me ha dado bien hablar sobre mí y hoy no va a ser la excepción, así que aquí dejaré un par de datos confusos para poder centrarme en todo lo que viene después.
Tengo veintitres años.
Soy gallega, da Galiza (con todo lo que esa Z supone).
Algo revolucionaria y para nada conformista.
Taquicárdica también. Pero eso creo que tiene explicación.
No he hecho mucho con mi vida, no terminé bachillerato.
Empecé a trabajar a los 15 años por que siempre necesité ser independiente y sentirme útil.
Me rodean como veinte muros de acero forjado.
Sonrío más poco que mucho.
Tengo manos de pianista pero no sé ni tocar la guitarra.
No me llamo Helena, ni nada que empiece por hache.
Tengo un nombre largo y bastante feo.
Me he puesto aquí Hache M. por mi tatuaje, el que tengo en las costillas.
No me gusta mucho hablar, tampoco escuchar, no me voy a mentir.
He vivido siempre con un libro bajo un brazo y una libreta y un boli bajo el otro.
Con ocho años tenía la vida clarísima, sabía lo que iba a ser de mayor, ahora, no tengo claro ni el menú de mañana.
No escribo por qué me guste, escribo por qué lo necesito, por eso sé antes de empezar, que esto va a ser un auténtico caos.
Soy de monotemas:
-Unos ojos marrones.
-Una barba bonita.
-Mi hermana.
Pero sobre todo:
-Mi abuela.
Me tiemblan las manos cuando abro el ordenador y pienso en que escribir.
Soy un poco pedante y la narrativa no va conmigo.
Soy más de versos perdidos en folios rotos.
Con diez años entró el infierno en mi mirada, o eso me dicen.
A los doce en mi corazón, o de eso se quejan.
Con dieciocho me metí en el vicio de la tinta y no he parado desde entonces.
Suelo querer mucho pero por poco tiempo.
Me aburro, me aburro de todo demasiado rápido.
Empecé a fumar cuando era una cría y hace dos meses lo he dejado.
El alcohol también ha formado parte de mi vida, como cualquier adolescente, pero ahora solo hay cerveza en mi despensa.
En casi toda mi adolescencia tuve depresión, o eso me decían, o para eso me medicaban.
Creo que escribir aquí va a formar parte de esa terapia que hace años me dijeron que tenía que hacer.
No soy tan oscura como pretendo ser.
No soy tan fuerte como aparento (eso ya lo has visto).
Y no lo he pasado tan mal como está pareciendo.
Siempre fui egoísta, no con lo material, eso siempre me dio igual, pero siempre pensé en mí antes que en los demás cuando dé sentir se trataba (igual que cuando dejé solo al hombre de las manos frías).
Por esa misma razón nunca he tenido una relación normal.
Por eso y por que tampoco digo nunca lo que siento.
Nunca he ido de vacaciones a sitios preciosos.
Tengo una familia que a muchos les gustaría tener, sin embargo yo no le doy importancia.
Tengo unos padres que dan la vida por mí y una hermana por la que vivir, aún así la vida sigue pesando.
Soy un poco dramática, me he dado cuanta mientras escribo esto.
Me gusta el teatro.
Soy buena fingiendo y mintiendo.
No suelo hacer caso a nadie.
Suelo ir por libre, en gustos, en ideales y en todo.
Me educaron bien pero no lo supe aprovechar.
Digo cientos de tacos cada día y grito más de lo que debería.
Me gusta el frío.
La lluvia.
El mar.
Me gusta la música buena, de esa que cura y daña el alma a partes iguales, y el hardcore.
Y ya está.
Ya no sé que más poner, ya no se que más decir...Creo que esto soy, solo esto, nada más.
Hasta aquí mi patética presentación, lo siguiente será mi semana dos, en la que me cambian de compañeros. Me aterra.

ESTÁS LEYENDO
una TCAE en PRÁCTICAS
Non-FictionNatalia,una chica sin vocación,demasiado sensible y con infinidad de miedos, tiene que enfrentarse a todo lo que teme al entrar en ese hospital.