UCI - TERCERA SEMANA

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------- Lunes 25 de enero.

Ya he superado un cuarto de la FCT.

Demasiado rápido, me está dando vértigo.

Hoy fue un día bonito.

Me volvió a tocar Rosa, pero también estaba el chico que me recordaba a ÉL. Nacho, se llama Nacho, algo que también comparten.

Tienen un cuerpo parecido, son altos, altos y fuertes, morenos, ojos color café y piel morena. Hablan con la misma tranquilidad y tienen un acento demasiado parecido. Es como ver a un fantasma. A mi cuerpo le transmite lo mismo que me transmitió la primera vez que lo vi a ÉL, cuando a penas tenía doce años. Es raro, demasiado raro como para estar al cien por cien.

Creo que por eso no recuerdo más de aquel día, por que mi alma estaba tan confusa que me agotó.


------ El martes fue un día cualquiera pero con Nacho por todos los sitios. Era agradable, es más agradable que el Nacho 1, pero aún así yo le hablo como si hablase con el de siempre, borde, cortante, monosilábico. Pero bueno, parece no importarle y mejor así.

De todas formas teníamos una conexión. Yo lo noté desde el momento que le vi a los ojos y creo que él también lo siente. No lo entendemos pero lo notamos y fue visible para todos cuando me tiró un guante defectuoso para que viese lo raro que era. Ahí hablemos como si nos conociésemos desde hace años. Fue extraño, sobre todo para aquella mujer dichosa que me veía desde su espalda.



------ El miércoles.

Ese día marcó un antes y un después en mi vida sobre el tema de la justicia.

Fui con Rosa, como los otros dos días. Nos volvió a tocar por principios lo que significaba que llevábamos la chica del infarto y el chico de cáncer, Pablo le llamé.

La mitad de la mañana fue bien, como siempre, ya me repito yo bastante como para también hacerlo con las tareas que hago cada día.

A eso de las doce vinieron a hacerle una endoscopia a Pablo (por lo que le dieron calmantes a tope) y al terminar nos tocó ir a acomodarlo. Estaba en un viaje astral que pocos que han llevado una vida sana podrán entender.

Pobre Pablo, estaba allí desnudo de cuerpo y mente por que todo lo que pensaba lo soltaba por la boca.

Dijo que eramos muy buenas, que tenía un mensaje para el fisio (decidle que le pueden dar por cu...). No paraba de reir, sonreir, estaba alegre, estaba drogado...

Hubo un momento en el que la enfermera le dijo:

-Hoy vamos a acabar contigo.

A lo que él le contestó.

-No, vosotras no, es el puto adenocarcinoma ese el que va a acabar conmigo.

PUM

Hostia de realidad, de sinceridad plena.

La enfermera supo contestar muy bien y todo volvió a como estaba antes, Pablo relajado, Pablo feliz.

No sé que más pasó esa mañana la verdad, todo me lo eclipsó Pedro y su sinceridad.

Me había roto de una manera que aún no sé explicar, fue tan crudo, tan de repente, tan fuerte que me destrozó pensar en todo lo que ese hombre sentía, callaba, sufría sin una queja, sin una mala palabra, sin un movimiento brusco, sin nada. El vivía todo eso solo, totalmente solo, sin lágrimas, sin compadecerse. Combatía todo eso, toda esa puta mierda, de la forma más noble que he visto en mi vida, viendo todo a los ojos, sin pestañear, sin retroceder, sin esconderse, hasta sin respirar.

una TCAE en PRÁCTICASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora