QUINTO A PARTE: ENTRE SEMANA VOLVÍ A VERLO

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Había olvidado lo que sentía cuando estaba cerca de él. Ese nerviosismo, esos sudores fríos, las taquicardias... Habíamos coincidido por los pasillos un par de veces, nos habíamos saludado un par de veces, pero nunca estuvimos mas de un minuto juntos, hasta hoy, que por casualidades de la vida me encontró en su despacho.

Había más gente, no soy una loca obsesiva, fui allí con Soraya, había que hacer el pedido de ese departamento y me llevó con ella. En el momento que supe que bajaríamos me vino a la cabeza él, estábamos en su territorio, tendría que verlo, si o si, hoy si. Estuvimos por allí cerca de veinte minutos, llevando cosas de un lado a otro, de un almacén a otro. Al terminar nos fuimos para un despacho, ella, yo y dos trabajadores de esa unidad para volver a hacer el stock. Ellos sentados en un escritorio grande, yo de pié, siempre de pié, soy así.

De un momento a otro noto que alguien entra por la puerta, me giro y allí estaba él. Nos miramos.

-Hola- Le dije

-Hola Natalia- Me contestó.

Y después saludo a mis compañeros.

Se quedó allí de pié junto a mi unos minutos, hablaron de algo, no recuerdo el qué, pero si que debatieron sobre algo. A mi me venían todos los recuerdos que tenemos juntos, la primera vez que nos vimos, la primera vez que hablamos, cuando le confesé que jamás me había enamorado (de aquella sentía que había sido así), la primera vez que me miró orgulloso, cuando me pidió aquel favor, cuando se puso rojo hablando a cinco centímetros de mi, todas las miradas de después, cuando me pilló fumando y me echó una mirada en plan: ¿Qué haces mi niña? ¿Qué haces?

Todos esos momentos pasaron por mi cabeza a la vez que ellos hablaban de algo que en aquel momento no me importaban, después él se movió, me sonrió y se sentó en un ordenador en frente mía. Ahí empecé a prestar atención a todo lo que pasaba allí aun que a veces mi mente viajaba y me encontraba a mi misma recordando que él fue el primero en ver mi tatuaje del pecho, de tocarlo. Fue una tarde única, yo calmada, el nervioso, la primera vez que me pasaba.

De vez en cuando hacía algún comentario gracioso (así es él, aún siendo el jefe es tan bonito) me miraba y me guiñaba un ojo, yo me reía como estúpida, pero es que él me provoca eso, una admiración tal que casi todo lo que diga me sorprende.

Es raro, todo es mur raro.

Es mayor que yo, bastante mayor que yo, casi indecente el asunto, no es el más guapo, ni el que tiene mejor cuerpo, y sus ideales son casi todo lo opuesto a los míos, odia el tabaco y yo fumo como una loca, le encanta la comida y yo como solo por ansiedad. No tenemos nada en común, nada excepto las ganas de saber, de aprender, de conocer. Eso fue lo que me enganchó a él. Su mente, su forma de hablar, su interés por cualquier tema, su ansia de aprender. Es una de las mentes más complejas y más ricas que he conocido en mi vida y eso fue lo que me cautivó. Bueno, eso y la forma en la que se puso nervioso aquel día, fue increíble, y nunca mejor dicho, fue la primera vez que me sentí cómoda con alguien, que me trasmitió respeto, que me trató bien. Eramos personas, no animales y eso, de vez en cuando, es bonito sentirlo. 

Pasaríamos en la misma habitación veinte minutos hablando de sondas, agujas, medicación... Minutos que deberían haber sido eternos pero que me pasaron volando, su simple presencia hacía que el reloj corriese como nunca lo había visto, pero el tiempo pasó y tuvimos que salir de ahí, al hacerlo dije chao, el me miró y sonrió, ay eses ojillos sonrientes, como los echaba de menos...

Tiempo después estaba ya en el almacén de la UCI colocando todo lo que había subido antes, aún sentía las taquicardias, aún corría por mis venas felicidad.

Fue bonito volverlo a ver, volver a tener a esa sonrisa cerca, es tan reparadora... Creo que si pudiese estar con él dos días, todas, TODAS, las heridas que aún están abiertas, cerrarían y curarían, ¿quién mejor que él para suturar?

una TCAE en PRÁCTICASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora