una TCAE en PRÁCTICAS

TRECEAVO A PARTE: OTRO MIEDO, EL ÚLTIMO, CON EL QUE QUIERO DESPEDIRME.

Me da miedo la gente que se convierte en TCAE por las salidas laborales.

Me dan miedo y me entristece.

Me da miedo y en cierto modo me da rabia.

Me da rabia que mancillen un oficio tan duro como ese solo por dinero.

Me da miedo que en algún momento gente sin vocación atiendan a alguna de mis vidas.

Me entristece eso de tener hospitales llenos de gente que no quiere estar allí. Algunos tienen disculpa, están enfermos, pero aquellos que están ahí para cuidar deberían, por lo menos, querer estar. Pero muchas veces eso no pasa.

La gente se inscribe en el ciclo para encontrar un trabajo, para ganar dinero, se inscriben de la forma más egosita que puede haber y eso me duele.

Me duele por que, para mi, haber pasado por un hospital, ver dolor, soledad, sufrimiento y muerte se convirtió en la peor etapa de mi vida de la cual,  aún ahora, no he podido recomponerme. Me duele por que siento que todo ese dolor que pasé yo viendo a esa gente allí, que pasamos tantas personas cuando vemos a personas sufriendo, cuando tenemos que cuidarlos, darles de comer, escuchar gritos, recibir patadas... no sirve de nada. No sirve de nada que yo esté medio muerta, no sirve de nada que haya dejado parte de mi alma allí, si después viene una persona cualquiera, coge mi testigo y tira a la basura todo el amor que dejé allí, ese que casi no tenía. Me duele por que hay gente que se deja la vida en esas paredes para que después venga algún listo y diga:

-No señora, yo soy un simple limpia culos.

No cariño. No somos solo eso, no estamos rotos solo por limpiar culos.

Nosotros limpiamos culos, hacemos camas, lavamos pelos, acariciamos, escuchamos, hablamos, preguntamos, damos de comer, acompañamos, entendemos, nos fijamos y sentimos.

Quizás todo, la rabia, el miedo, la tristeza...  esté condicionado con haber empezado en la UCI, quizás ese sea el motivo de mi hipersensibilidad o quizás sea que estoy cansada de ver la historia del otro lado, del lado del que está en la camilla, del lado del que está asustado, solo, acojonado.

Quizás por eso doy tanto valor a la profesión que elegí, por que se lo que ayudan, se cuanto la necesitamos, por que cuando me pasaba eses momentos en esas putas paredes blancas siempre era una auxiliar la que venía, me agarraba de la mano y me transmitía su calma, su cariño, su amor.

Quizás sea por eso.