No.
Nadie me dijo que tendría que vivir situaciones así.
Nunca pensé que compartiese sangre con gente tan hija de puta.
----Lunes:
Ocho y diez minutos, entro en la habitación 3, un señor se había tirado un conejo encima así que fue el primero en asearlo.
Al entrar vi una mujer sentada, nunca le suelo hacer mucho caso a los acompañantes así que ni me fije en ella. Giré la vista hacia la cama y allí lo vi.
Mi abuelo.
Mi abuelo paterno en esa cama, con ese camisón.
El corazón se me paró, pensé que iba a romper a llorar pero no lo hice. Me acerqué a él, le toque la mano y volví a latir, rápido, demasiado rápido, pensé que me iba a desmayar.
-Hola abuelo, soy naty.
Le acaricié, hacía tiempo que no lo acariciaba, un año, quizás más.
-Hola miña filliña, no te conocía.
-Normal, con esas mascarillas...
Le agarre la mano, le agarré fuerte la mano.
Quiero mucho a ese hombre, a sus hijas no tanto, pero a ese hombre lo amo.
Fue una hostia increíble encontrarlo allí.
No me lo esperaba.
No así, no ahí, no en esta puta planta.
Está bien, él está mejor que mi otro abuelo, aún así siempre tienes miedo por ellos.
Tiene líquido en el pulmón y demasiadas proteínas en el corazón pero es un hombre fuerte, estoy rodeada de gente fuerte.
Hablamos un poco, poco porque somos los dos de pocas palabras y se fue a la ducha.
Le hice la cama.
Aún estaba ida así que salió como pude.
Le acompañaba mi tía mediana, la única con la que me hablo, así que charlamos un poco de la vida, poco, por que sé que ellas me odian a más no poder, me odian por ser como soy, odian a mi madre por ser sincera y a mi padre por ser libre e independiente.
Salí después de allí y el corazón iba a mil, 150 pulsaciones.
Fue raro.
Fue muy raro encontrarlo allí y sobre todo sin saber que había ingresado.
Hicimos a otro paciente y regresé, había perdido mis tijeras así que volví a buscarlas. No estaban pero aproveché para preguntar un poco por él y por la abuela.
Iban como siempre, en su línea.
Mi tía me comentó que después vendría la otra, la pequeña, esa que con solo pensar en ella me hago daño. Temblé, no quería coincidir con ella, no quería verla, no quería hablarle pero ya había quedado con mi abuelo en que iría por ahí durante la mañana.
Salí, salí de esa habitación y me fui en busca de mis tijeras, aún con la cabeza en él.
La mañana pasó, hicimos un montón de cosas pero no las recuerdo bien.
Vi salir a mi tía de la habitación y supe que iba a llegar la otra en cualquier momento así que me escondí, no estaba preparada, sigo sin estarlo.
Llegó la hora del descanso y me arme de valor.
Lo iba a hacer por él, no por ella, por él, así que volví a abrir esa puerta.
-Venía a preguntar si necesitabas algo, el periódico, la tele o cualquier otra cosa.
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una TCAE en PRÁCTICAS
Non-FictionNatalia,una chica sin vocación,demasiado sensible y con infinidad de miedos, tiene que enfrentarse a todo lo que teme al entrar en ese hospital.