Capítulo 50

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DARREN

— Quería disculparme, hijo. Se que la última vez te moleste con mi comentario—comenzó a decir Adam, apoyándose por el borde de su escritorio —Noto lo mucho qué te importa esa chica, y espero pronto conocerla. Sería un placer—añadió respecto a Sam.

—Por supuesto, un día podríamos salir a cenar los tres juntos —proyecte, sabiendo en mis adentros que no llevaría a cabo esa acción.

—Me parece una excelente idea—manifestó, pero tan pronto como lo dijo le quitó importancia como si no deseará conocerla realmente, luego añadió —Sin embargo, no solo te llamé para disculparme —continuó.

Fruncí mi ceño y presenté atención.

—También quiero que conozcas a tu hermano —dijo, me mantuve en alerta —Klaus— agregó y mi curiosidad despertó —ya le hable de ti y está ansioso por conocerte.

Klaus...pensé, también tenía mucha curiosidad por conocerlo, por alguna extraña razón ese sujeto despertaba mi interés, como si conocerlo fuera a resolver varias de mis preguntas existenciales.

Abrí la boca para responder, pero antes de hacerlo unas de las jóvenes bailarinas del club nos interrumpe abriendo la puerta de la oficina de par en par, llevaba puesta una lencería de color rojo que apenas cubría sus partes íntimas. Se notaba visiblemente alterada, sus ojos tenía una mezcla de furia y llanto controlado. Su cabello castaño lo tenía suelto y con algunas ondas que caían como una cascada celestial sobre sus delgados hombros, se veía indefensa, pero a la vez feroz.

—¡Señor!— exclamó, cerrando su puño con fuerza — ¡Usted me dijo que ningún cliente de este maldito lugar se propasaría conmigo! ¡Pero acabo de ser manoseada por un imbécil! ¡Le prometió a Klaus que no permitiría que alguien me ponga la mano encima! Pero ese repugnante hom...

Antes de terminar su frase, Adam alzo una mano, un gesto que decía; "Cierra ya la boca y deja de gritar"

— Rebecca, estoy hablando sobre algo importante con mi hijo — dijo Adam, sin darle ni la más mínima importancia al caso— Ve a hacer tu trabajo y no vuelvas a interrumpir de esa forma en mi oficina.

La chica le recorrió con la mirada con desprecio, impotencia y repugnancia. Deje salir un suspiro y alce la vista en el techo.

—¿Estás diciendo que ser manoseada por un hombre sin mi permiso no es importante? — escupió ella —¡No puede permitir eso! —exclamó con furia.

—¡Es parte de tu trabajo!—le gritó él, ya molesto por los gritos de la chica.

A todo esto, yo era un fiel espectador, con mis labios sellados me pregunté qué diablos hacía en ese club presenciando ese tipo de situación cuando puedo estar en la cama con Sam disfrutando su dulce aroma mientras estoy pegado a ella como goma de mascar.

—¿Parte de mi trabajo? —soltó con indignación.

— ¡Si! Sabes perfectamente que no puedes quejarte de los clientes vip.

Ella la escaneó con desprecio y dejo salir una risa amarga.

—No soy una prostituta, ¡No me convertirás en una!

— Trabajas de camarera en lencerías, en un club nudista, ¿Qué esperabas? ¡¿Eh?!¡¿Estás haciendo escándalo por nada?!¡Lárgate de mi oficina ya!

La boca de la chica se abrió en una O y luego dejó salir un sonido de total desprecio hacia Adam. Presté atentamente atención mientras fingía distraerme con un puro en mi mano.

— Puedo estar completamente desnuda, e inclinar ante una persona y aun así no deseo ni me gusta que me toque sin mi permiso. Y apuesto a que ese hombre lo haría sin pensarlo aún si estuviera vestida de pie a cabeza, los depravados como él no tienen remedio. Un pedazo de tela no genera un comportamiento asqueroso como ese, así que no menciones a como estoy vestida cuando te digo que fui acosada, ¡Es simplemente repugnante!

— Rebecca, solo no te acerques más a él — respondió Adam, ya si una pizca de paciencia — ¡Tu misma coqueteas con ellos para tener propinas y luego te quejas!¡No me jodas con tus estupideces y lárgate de una vez!¡Siempre te empeñas en ponerme los nervios de punta!¡ Si no te gusta vete de una vez!¡Ya tuve suficiente contigo! Eres demasiada quisquillosa por algo sin importancia.

— ¿Por algo sin importancia?— repitió ella, como si fuera la única cosa que captó entre todo lo que él le dijo.

— ¿Quieres que le golpee? Muéstrame quien es y lo golpearé por ti— propuse, repentinamente emocionado con la idea de romperle la cara a alguien —Me gusta pegar a los idiotas, me divierte demasiado. Dime quién es y desfigurare su rostro.

—¡No harás nada!— clamó Adam, rompiendo con mi entusiasmo — ¡Son clientes vip!¡No te metas en esto! — manifestó, luego a regañadientes agregó —Iré a hablar con él, ¡¿Contenta?!—le preguntó, pero está no supo cómo actuar ante su repentino cambio de padecer, por lo que solo se quedó callada abrazándose a sí misma.

Adam, me miró con las venas palpitando en su frente y la cara roja por su mal temperamento y acto seguido salió de su oficina, prácticamente echando chispas.

— Que bien, tu jefe pondrá orden — le comenté sarcástico y coloqué mi chaqueta sobre sus hombros para taparle su cuerpo semidesnudo.

— Gracias — dijo casi audible, la mire, pero ella bajo los ojos en sus zapatos y se mostró tímida —Por la chaqueta y por querer golpear a ese hombre por mí.

— No tienes por qué agradecer, no iba a "golpearlo por ti" en realidad solo quería una oportunidad para golpear a alguien — dije con sinceridad, después observé mi reloj pulsera y recordé que debía volver a mi casa donde mi mujer me esperaba.

—¿Te vas?— preguntó ella al notar mi acción.

— Pues sí, ¿No es obvio?—solté dirigiéndome hacia la puerta.

—¡Espera!— dijo, y cuando me di cuenta ya la tenía a mi lado con su mano en mi brazo, bajé la vista en su gesto y apreté los labios.

— El clima no es bueno para un picnic, así que me voy —dije con sarcasmo, pero ella se aferró a mi brazo —Tengo novia y está embarazada, la amo mucho y no me interesa ninguna otra mujer— manifesté por las dudas, pero siguió sin soltar mi brazo, aclare la garganta y alcé una ceja — ¿Qué quieres?—pregunté, al verla decidida a retenerme ahí como si quisiera decirme algo.

—Necesito hablar contigo, es algo importante.

Me quedé mirándolo durante un momento y ella se echó un poco hacia atrás como si se sintiera intimidada por mi mirada.

— ¿Qué quieres decir? —indague.

— Se que tú no me conoces a mí, pero yo sí a ti. Y se quién quiere hacerte daño, por favor, déjame contarte lo que se.

 Y se quién quiere hacerte daño, por favor, déjame contarte lo que se

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El verdadero Darren #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora