Capítulo 1

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SAMANTHA

Habían pasado dos años, dos años desde que desperté en una cama del hospital con un vacío enorme dentro de mí, porque de alguna manera mi corazón ya sabía que ya nada era igual, que mi primer amor me había dejado.

Durante todo este tiempo qué pasó, me he sentido como un cascaron vacío, un espectador de la vida, que no tenía fuerza para vivir más que para mirar a mi alrededor con un enorme agujero en mi corazón.

Nada era igual, nada parecía tener sentido, cada día fui perdiendo más y más las ganas de seguir, la tristeza se había apoderado por completo de mí ser, aunque intentaba mejorar y luchar por seguir adelante, era muy difícil.

...Tal vez algún día vuelvas, tal vez algún día pueda verte de nuevo, tal vez necesitamos despedirnos como debe ser para que yo pueda seguir con mi vida. Esta vida que ingenuamente pensé que compartiríamos juntos para siempre.

Aunque siendo sincera, ya no creo que nada en mi vida vuelva a ser como antes. Tampoco puedo quitar el rencor que tengo en el fondo de mi corazón, de vez en cuando te odio un poco, pero es más fuerte los días que te extraño.

Hay días que es demasiado difícil dar un respiro sin sentir arder mi garganta, el dolor en la boca de mi estómago también es intenso, tanto que mis piernas se debilitan y caigo de rodillas al piso.

¿Dónde estás? ¿Qué estás haciendo ahora mismo? ¿Sigues siendo malo en la cocina? ¿O has aprendido un delicioso plato que nunca probare? ¿Te ríes a menudo? ¿Alguien más tiene ese privilegio de verte sonreír? ¿Cómo fue tu verano pasado? ¿Cómo fueron los primeros días de nevada para ti? ¿Cómo fue tu último cumpleaños? Nunca he compartido contigo ese día, no llegue a tener esa dicha y eso es tan doloroso como amargo.

¿Tu cabello rubio sigue tan desordenado como siempre? ¿Ahora tienes más corto ese cabello rebelde? ¿Tu piel sigue tan tersa y blanca? ¿O tal vez por una mala alimentación te salieron acné? No bajaste de peso, ¿verdad? Tengo tanta curiosidad sobre ti, tantas veces repito esas preguntas en mi cabeza y sin embargo nunca fueron respondidas.

Te extraño, te odio un poco y te amo con todas mis fuerzas, eso no ha cambiado, el amor que siento por ti es lo único que no ha cambiado en estos dos años...

—Hay una pequeña parte de ti que lo sigue esperando, ¿No es así? —averiguó Lily, con cautela. La mire volviendo a la realidad.

Trague saliva, con un nudo en la garganta que me imposibilitaba  articular palabras. A menudo me limito al silencio, como si quisiera mantener en secreto mi poca fuerza para seguir adelante, aclaré entonces la garganta y forcé una sonrisa.

—Por cierto—dije para cambiar de tema, evitar hablar de Darren era mi mayor talento en estos últimos tiempo— ¿John te ha cambio el turno?—pregunté, terminando de limpiar una de las mesas.

—No—respondió frunciendo los labios de mala gana —Es un imbécil, dijo que he cambiado "demasiadas" veces mi turno esta semana y solo fueron dos veces—refutó Lily.

En realidad, tiene la manía de pedir días libres y cambiar su turno de una manera estúpidamente obsesiva.

—Cuatro.

— ¿Eh?

—Fueron cuatros veces en total—le refresque la memoria.

Lily, quedó con la boca abierta y a la vez ofendida, me lanzo un paño blanco sucio y transformó su rostro en molestia.

— ¿Y? ¿Eres policía o qué? Dios, realmente cuentas hasta los días que cambio mi turno—observó y airada se fue sin más.

Me reí meneando la cabeza para luego dejar salir un suspiro profundo. Desde ya hace un año y medio Lily yo trabajamos en un bar-restaurante en el turno noche y no solo eso, actualmente tengo dos trabajos luego de mis clases en la universidad, también alquile con ella un pequeño departamento para vivir juntas. Hago todo lo posible para no depender más de mis padres, de hecho, hasta saque un préstamo para terminar de pagar la universidad.

El verdadero Darren #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora