Capítulo 4

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SAMANTHA

Eran casi las ocho de la noche y hacía un poco de frío, yo estaba en un BookCafe donde trabajo por las tardes, mi turno termina en una hora y luego me tengo que ir al bar donde también trabajo como mesera.

Estaba agotada y con mucho sueño, las horas hoy fueron irremediablemente lentas, cada tic tac del reloj era un sufrimiento sin fin.

Y el hecho de no tener un solo cliente y ser la única que trabaja en el turno de la tarde, lo hace aún peor.

Este establecimiento no es muy concurrido como el bar/restaurante de John, tal vez si pusieran la oferta de "ven a comprar una hamburguesa con papas y de paso a follar en el baño de nuestro restaurante" sería mucho más popular y la clientela no tendría fin, ya que la perversidad de la gente es ilimitada.

Me encontraba en mi bostezo número un millón novecientos veinticinco del día, cuando de repente las puertas se abrieron de par en par y consigo un fuerte viento entro, me asomé desde el mostrador para mirar hacia afuera, estaba lloviznando con la cercana compañía de un furioso viento estremecedor.

Deje salir un suspiro pesado y camine hacia la puerta para cerrarlo y así protegerme del frío, hasta que de pronto un chico alto con ojos azules aparece ante mí.

Quede aturdida por un momento, prácticamente olvidando cómo reaccionar, él me mira un poco sorprendido y luego una leve sonrisa se abrió en la comisura de su boca.

—Empezó a llover de la nada, que loco —me informó de lo más causal posible, como si fuéramos amigos de toda la vida.

— ¿Qué haces acá?—pregunte confundida, él paso adentro del BookCafe, sacudiéndose cual perro mojado.

— ¿Qué? ¿Este lugar no es público? ¿Alquilan libros y venden bocadillos y café?

—Si.

— ¿Entonces? ¿Por qué preguntas? Es bastante obvio, vine a leer, mientras tomo un delicioso café con galletas. ¿Qué me recomiendas? Me gustan los libros de romance. Tráeme un libro de romance—me ordenó sentándose en el sillón, como un gran señor que habría que servir lealmente—Y un café con galletas, ah y que el libro contenga sexo, que sea un buen libro erótico, me gustan de esos.

Lo miré sin pestañear, con los pies clavados en el piso, procesando lentamente su repentina aparición, habla conmigo de manera casual, como si fuéramos viejos conocidos, sin embargo, nunca hemos entablado si quiera una conversación. De hecho, no sé nada de él excepto que su nombre es Logan y es amigo de Darren.

No voy a negar que me parecía más que extraño su comportamiento, tal vez no está del todo bien de la cabeza, tal vez esta psicológicamente afectado después de estar dentro de la cárcel, detalle que despertaba bastante mi curiosidad.

—Por cierto —recordé acercándome en donde se encontraba sentado, no pude evitar también usar el mismo tono amigable que él usaba conmigo— ¿Tu no estabas en la cárcel o algo así?—pregunté sin rodeos.

Al oír mi curiosidad dejó salir una gran carcajada, yo busque el chiste en mi pregunta.

¿O algo así? Bueno, evidentemente estás pendiente de mi vida, eso es halagador, aunque el caso es que no me da la gana y ni la confianza de compartir mi vida personal contigo.

—Sí, pero ya que estamos, porque no conversar un poco sobre eso. Es bueno liberarse de vez en cuando—sugerí esperanzada, si es alguien cercano a Darren, por supuesto que despertaba mi interés. De todas formas, siempre quise saber más acerca de este amigo misterios de él.

—Tienes razón, aunque lo haré con la persona indicada.

Ignoré su posición y decidí seguir con mi investigación.

El verdadero Darren #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora