Capítulo 10

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NUEVA VERSIÓN
SAMANTHA

—Ni yo la tuya —dijo con voz cargada de erotismo y hombría, sus ojos lleno de fuego amenazaban con hacer arder un bosque entero,  su mirada era tan peligrosa que mi piel se erizó de pie a cabeza —Tu sabor, tu suave aroma a vainilla, tu piel olivácea tan atractivo— empezó a citar, trazando al mismo tiempo mi clavícula con las yemas de sus dedos—Cada centímetro de tu cuerpo, ha estado tan presente en mi mente—dijo e inclinó la cabeza para dejar un beso húmedo en mi cuello, mientras sus dedos peinaban con delicadeza mi cabello largo— No pase un día sin pensar en ti, SamSam...— al pronunciar esas últimas palabras sus labios acariciaron mi piel con besos lleno de ternura y deseo— ¿Crees que una pequeña paja calmara mi ansias de ti? Estoy tan desesperado en arrancarte la ropa y follarte duro. No te imaginas cuánto lo anhelo. No puedes imaginarte—susurró en mi odio, causando que mi corazón late salvajemente.

En ese momento sentí que estaba en un tipo de trance, me encontraba completamente hipnotizada por cada palabra que decía, por su mirada que desprendía mis deseos más salvajes. Su voz y sus caricias tortuosas arrancaba mi piel con el calor que trasmitía, me ardía cada centímetro de mi piel, tal y como una furiosa llama en el pajar.

Mi pulso estaba tan acelerado que no había forma de calmarlo, mi boca se entreabrió ligeramente por la falta de humedad, me sentía como un desierto, caliente y muerta de sed. Aunque debo decir que otra parte de mi estaba tan mojada que su polla entraría con tanta facilidad.

No había una parte de mí que no deseaba ser golpeada por tal pedazo de carne, duro como una roca y roja como la carne viva, tan ansioso y despiadado por entrar dentro de mí. El simple hecho de recordar cómo se siente cuando toca mis paredes vaginales es excitante y placentera.

Sus labios comenzó a dejar pequeños besos húmedos en mi cuello, al mismo tiempo esas manos enormes y lleno de venas fue sacando mi ropa tras otra, hasta que en un momento quede completamente desnuda ante él.

Entonces se apartó unos centímetros de mí para observarme con satisfacción y lujuria, sus ojos eran la de un depredador que tenía a su merced a su presa.

—Eres tan hermosa —dijo acercándose a mí de nuevo, colocó cada mano en cada lado de mi cintura y me beso el hombro, sus manos se deslizaron con suavidad hacia mi trasero, acariciando mis nalgas—Te amo, te deseo y te necesito, más que nada y nadie en la vida, SamSam.

Con suaves mordiscos y besos ruidosos me hizo dar pasos hacia atrás hasta que mis piernas tocaron la cama y antes de acostarme se volvió a alejar un poco, para observarme una vez más, como si estuviera grabando la imagen de mi cuerpo desnudó en su cabeza, como si no quisiera perderse cada detalle.

En el pasado me tuvo tantas veces desnuda y como él deseaba, fue mi dueño en tantos momentos de pasión, de alguna manera no puedo imaginar entregarme a otro hombre que no sea él. Es como si mi cuerpo sintiera que tiene un único dueño, y ese dueño era definitivamente Darren.

Una vez que me acosté boca arriba y con las piernas doblas y abiertas de par en par, él se acercó a mí con calma. Se puso de cuclillas para luego acercar su cabeza entre mis piernas, sus manos agarraron con fuerza mis tobillos y en eso sentí su aliento sobre mi húmedo coño, mi clítoris estaba palpitando por el deseo, estaba tan sensible que con solo sentir la punta de su lengua sobre mi parte, gemí y retorcí la espalda.

Sus manos acariciaron de arriba para abajo mis piernas cuando comenzó a chupar mi coño, luego atrajo sus dedos para introducirlo dentro mí. Primero uno, luego dos, hasta llegar a meter tres dedos juntos, los movía hacia dentro y hacia afuera, rítmica y repetidas veces. De esa forma el inconfundible sonido del mete y saca mezclado con mis fluidos se oyó con una melodía pecaminosa y erótica.

Mi espalda se retorció y mi boca se entreabrió para gemir y jadear, no podía aguantar el placer, mis pezones estaban erectos asique lleve mis manos y los acaricié, pellizcándolos  mientras gemía una y otra vez.

—SamSam, era tan deliciosa —oí su voz, casi irreconocible por la excitación que trasmitía en ello.

Me lamió como si fuera una paleta dulce, como un adicto hambriento que quería poseer todo con desesperación.

Mi cuerpo empezaba a sudar y temblar por el inmenso placer que su boca, lengua y dedos me proporcionaba. Mis pezones estaban muy erectos, con ganas de que también Darren les preste un poco de atención, pareciera que mis caricias y pellizcos no eran suficientes, deseaba que Darren los metiera en la boca y los chupara también.

Gemí, jadeé y dije repetidas veces su nombre.

Sentí su  lengua entre mis paredes vaginales y grite por el placer descomunal que me proporcionaba, luego mordí con fuerza mis labios y acaricié su cabeza con mis manos.

La forma en cómo me trataba en esa parte era como si realmente hubiera esperado tanto en volver a comer su comida favorita. Sentí su rostro frotarse  por mis pubis, empujando su nariz y embistiéndome con su lengua. Salivando toda la entrada de mi coño, saboreando mi sabor, chupando intensamente mi vulva y a la vez moviendo su lengua como si fuera un vibrador sobre mi clítoris.

No podía dejar de gemir y tales gemidos naturalmente se convirtieron en gritos de placer.

Sentí que iba a reventar, mi mente estaba completamente nublada y mis ojos estaban en blanco, mis labios dolían de tanto mordérmelos para no gemir tanto, pero era imposible que los gemidos y jadeos no se escapasen de mi boca.

Una sensación placentera envolvió todo mi cuerpo y mis piernas empezaron a temblar, mi respiración se aceleró y mis dedos empezaron a tirar de su cabello.

Comencé a mover mis caderas hacia delante y atrapando su cabeza entre mis piernas, él siguió aumentando mi placer penetrándome tan profundo como podía,  mientras un escalofrió recorrió cada centímetro de mi cuerpo,  estremeciéndome de pie a cabeza, hasta explotar en un inmenso orgasmo, pero además del orgasmo también expulse un líquido translúcido.

Levante la cabeza y miré el chorro de líquido transparente en las sábanas y entrepiernas, salpicándolo hasta a él. Me avergoncé tan pronto cuando pensé que era orina, sin embargo, era squirting.

Darren sonrió más que satisfecho y lujurioso, sus ojos verdes parecían la de un animal salvaje e incomparable. Luego se empezó a desnudar mientras me devoraba con la mirada para finalmente colocarse sobre mí, dejando caer todo su peso encima de mi cuerpo tembloroso.

Los abrace  con mis piernas la cintura y el cuello lo rodee con los brazos y nos besamos con intensidad, sintiendo mi sabor en su boca.

—¿Por qué eres tan deliciosa? ¿No es eso malo? Me conviertes en un pecador, en un animal hambriento, en un adicto a ti, SamSam, me volveré loco si sigues así, ¿No lo entiendes? Explotaré a  causa de lo que me haces sentir —dijo y me chupo el cuello, solté una carcajada y al mismo tiempo me quejé por sus chupones en mi cuello —¡¿Lo entiendes?!¡¿Entiendes que no deberías ser tan deliciosa?! Si no lo entiendes, tendrás que hacerte cargo de las consecuencias, no tendrás otro remedio que dejar que mi cabeza se meta entre tus piernas todos los días, ¿Ahora entiendes? ¿Entiendes la grave consecuencia de ser una delicia?

—Deja de decir tonterías —respondí riendo y me abrace más fuerte a él, queriendo absorberlo en mis brazos—Te amo —susurre con los ojos cerrados—Te amo tanto—repetí.

—También yo —dijo serio, mirando mi rostro con profundidad—Más de lo que crees, te amo, SamSam. Quiero vivir contigo, quiero casarme contigo, quiero todo de ti.

El verdadero Darren #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora