El verdadero Darren #2

Capitulo 33

SAMANTHA

—Está bien—dijo, lo mire directo a los ojos—Vamos a terminar. Te dejare en paz, puedes hacer tu vida lejos de mí, salir con quien quieras, como también lo haré yo. Eso está bien para ti, ¿no?

Por un leve momento titubee con mi decisión, pero la manera en cómo me estaba desafiando con la mirada me dio a entender cuan peligroso podría llegar a ser su juego mental y cuan fácil era yo para ser manipulada por él.

— ¿Por qué debería importarme lo que hagas con tu vida? Posiblemente me moleste un tiempo, pero en algún momento lo superaré
y te enviare una mi invitación de mi boda.

— ¿Por qué necesitaría una invitación a mi propia boda? —replicó, con una ceja enarcada y una media sonrisa.

Yo también sonreí y lo miré con cierta arrogancia.

—Haz tu vida lejos de mí, ya tuve suficiente de ti—dije y sin intenciones a más charla decidí entrar en la tienda a recoger mis cosas.

Pensaba llamar a Elio y pedirle un aventón, alejarme lo antes posible de Darren y sobre todo lo más lejos posible.

— ¿Cómo te iras? —Oí su voz detrás de mí—No puedes irte, así como así a estas horas de la noche, esta oscuro, estamos en medio de la nada, hablemos y mañana te llevo...

—No pasare la noche contigo—le hice saber sin darme la vuelta, cogí mi bolso y cargue algunas cosas que había dejado en la cama.

—Una noche más, una noche menos, ¿Qué diferencia hay?

—Supongo que demasiado, el hecho de que no quiera pasar la noche a lado de un mentiroso imbécil es suficiente, no lo comprenderías, ya que tú eres el imbécil mentiroso.

—Bien —dijo, me volví hacia él con mi bolsa en la mano— Te llevare yo, no quiero que un oso te coma.

—Voy a llamar Elio, no te preocupes.

—Por favor, insisto.

—No quiero molestarte.

—Amor mío, no es una molestia.

¿Por qué mi corazón está latiendo tan fuerte?¿Por qué tengo el pulso tan acelerado? Un pequeño silencio reino y nuestra mirada se intensifico creando una inmensa tensión sexual que dependía de un hilo invisible a punto de romperse.

—¿Una despedida?—propuso con una voz profunda y seductora, causando temblores en más de una parte de mi—¿Qué dices?

Trague saliva.

—¿Una última vez?—titubee.

—Sería una falta de respeto a todo lo que tuvimos no tener una despedida como debería ser, una ruptura sin una última vez no parece lo más sensato.

Se acerco a mí con un paso hacia delante, trague saliva, mi corazón latía salvajemente, sin duda alguna mi cuerpo me delataba con gran simpleza.

La lujuria cobraba vida con cada segundo que permanecíamos uno delante del otro, el deseo traspasaba nuestras pupilas y en ello se reflejaba esa inmensa ganas que nos teníamos.

Las ganas de adueñarnos del cuerpo del otro, el hambre que teníamos de comernos y unirnos en una sola fue tan grande que fue imposible no caer ante la tentación.

Con una mirada intensa sobre mí, se sacó la sudadera de color gris que llevaba puesto y quedó con una básica que le quedaba al cuerpo, marcando perfectamente sus fornidos y bien trabajado pectorales.

Y con eso, sin mencionar una palabra más y con un movimiento feroz me agarró de las muñecas con su mano y los unió a mi espalda, la mitad de mi cuerpo cayo tendida en la cama, con mi mejilla presionada sobre el colchón.