Samantha
Las cinco mujeres estábamos sentadas en la sala de espera, mirando fijamente la pared blanco y la única puerta que había en la misma dirección que nuestros ojos se posaban.
Y con las cinco mujeres me refiero a Davina, Megan, Lily, Rebecca y yo.
¿Que hacíamos las 5 en la sala de espera de un hospital? pues, resulta que -convenientemente- todas tenemos la misma ginecóloga y peor aún....todas teníamos cita el mismo día y casi la misma hora. Cómo si no tuviera suficiente con todos mis problemas, pensar en ello solo me producía más dolor de cabeza.
Cada una estaba en un silencio terrenal, nadie quería hablar, nadie quería convivir y mucho menos hacer obvio que todas nos conocíamos, pretender ser unas extrañas unas con la otras se nos dio con total naturalidad.
De vez en cuando nos pillamos espiando unas a otras de reojo y para disimular nuestra incomodidad aclaramos la garganta fingiendo desinterés, como si cada una estuviera metida en su propio asunto sin importarle nadie más, pero lo cierto era que todas queríamos hacernos preguntas más ninguna quería responder tales preguntas.
Hasta que en algún momento alguien -específicamente- Lily, interrumpió ese preciado silencio, claro, ¿Por qué quien más iba ser sino ella? Puedo asegurar que hasta comezón tenia de las ganas de hablar que traía encima.
— ¿Acaso todas están embarazadas?—preguntó para mí sorpresa, casi la estranguló en ese momento, pero no lo hice para no levantar sospechas.
No podía hacer nada, porque mi reacción me delataría, por lo tanto, me incline más hacia la invisibilidad; no me moví, no respire y resé para que ninguna recordase de mi existencia.
—Menos mal que estuve follando con una mujer, es la ventaja que tenemos nosotras, ¿No? —agregó Lily con total alivio.
La pobre de Rebecca no supo dónde meter la cabeza ya que todas las miradas ahora estaban puesto sobre ellas.
Sentí tanto sosiego en ese instante que olvide sentir pena por Rebecca, toda la atención estaba puesta en ella y a nadie le pareció importar mi existencia y tampoco el comentario de Lily levanto ninguna sospecha hacia mí.
— ¿Y ella quién es? —preguntó Megan, refiriéndose a Rebecca, para ser honesta tampoco sabía nada de ella, ¿Por qué está acá con nosotras? Tenía tantas cosas en la cabeza que ni siquiera le di importancia a su presencia.
—Mi novia—respondió Lily, con una gran sonrisa en sus labios.
— ¿Tu novia?—le pregunte confundida, Lily asintió con ganas y antes de decir algo mas Davina habló.
Todas nos volvimos hacia ella, ya que tiene ese tipo de encanto que es imposible no captar tu atención con solo decir una palabra.
—Yo te he visto en alguna parte, ¿Dónde?—se cuestionó, examinando a Rebecca con los ceños fruncidos.
Rebecca por su parte no dijo nada, solo sonrió y bajo la mirada, tímida por recibir tanta atención. En cambio, a Lily eso pareció alertar y se giró hacia su novia.
— ¿Conoces a Davina?— mientras todas - por alguna razón- esperábamos por su respuesta la recepcionista anuncio mi nombre.
Fue ahí donde recordé porque estaba acá y mi corazón comenzó a dispararse, como si se quisiera escapar de mi pecho y el motivo era obvio, posiblemente estaba embarazada y tenía solo 21 años, ¿Qué demonios iba ser yo con un niño? Apenas voy a terminar mi carrera universitaria y todavía me falta muchas cosas por experimentar antes de volverme mamá, por supuesto estaba aterrada. De hecho, más que aterrada.
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El verdadero Darren #2
Novela JuvenilSAGA DARREN (LIBRO 2) "TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS BAJO REGISTRO DE DERECHOS DE AUTOR" Segunda parte de una historia de amor con muchas dificultades por delante, ¿Sobrevivirá el amor a pesar de las adversidades?