Capítulo 49

8K 895 455
                                    

SAMANTHA

Unas de las cosas más fascinantes que ha ocurrido en estos últimos días es la repentina cercanía que he tenido tanto con Megan como con Davina, ha de ser porque las tres estamos preñadas y de alguna forma aquello nos unió y a menudo nos reunimos en el BookCafe para conversar sobre los síntomas y tal.

— ¿Se van a casar de verdad? —preguntó Davina sorprendida, de las tres yo era la única que ya le había confesado al padre de mi bebé que estaba embarazada, mientras ellas seguían ocultándoles por razones desconocidas.

— Si, de hecho, fui yo quien le propuso —comenté con una sonrisa. Davina, meneó la cabeza y tomó un sorbo de su café descafeinado, como si pensará para sí misma que mi decisión no fue precisamente algo positivo —Será algo íntimo, pero primero hablaremos con nuestros padres, por supuesto — añadí al ver su expresión de desaprobación.

— Pero hoy en día ya no es necesario casarse solo por quedarse embarazada,— respondió ella — yo no me casare con Elio. No lo necesito, tengo dinero de sobra, voy a criar a mi hija sola.

— Tu dinero no reemplazará la figura paterna que necesitara tu hijo— habló Megan desde la lógica — No seas esa clase de madre que toma decisiones sin pensar en el bienestar de su hijo.

— Mi padre será esa esa figura que mencionas no existe nadie en el mundo que pueda desenvolver mejor ese papel, prefiero cuidar a mi hijo con mis padres que con Elio —mencionó Davina, en su defensa.

— Sin embargo, siempre es mejor que un niño tenga a sus padres juntos en una relación armoniosa — reflexionó Megan con un suspiro —No deseo a mi bebé mi suerte, mis padres nunca me quisieron y me odian por existir, desisto a la idea de que un pedazo de mí cargué con la culpa de nacer, como lo hago yo todos los días— agregó, y al oír esas palabras tan devastadora me sentí mal por ella.

— Eso es horrible —lamente —pero no deberías pensar de esa forma. No tienes por qué sentir culpa por nacer, tu existencia le da alegría a más de una persona, especialmente a Peter — dije, tratando de animarla y aquello pareció funcionar ya que  sonrió con las mejillas ruborizadas.

Davina suspiró con pesadez y añadió.

— Parece que tus padres son unos desperdicios de humanos, ahora demuestra que no eres igual que ellos y se una buena madre — le aconsejo, mostrándose bondadosa por primera vez.

— Lo sé— dijo Megan, observando detenidamente su taza de chocolatada.

— Y opino qué uno no tiene por qué casarse por obligación, será peor para un niño crecer con padres que lo único que hacen es discutir. Y Elio y yo solo discutimos, además estoy segura de que me será infiel hasta el último día de mi vida. No me cansaré con un idiota.

Cómo alguien que creció en un hogar de discusiones constantes no pude replicar ante la observación de Davina, para nada desearía a un niño crecer en un hogar donde los gritos predomina más que la armonía.

— Bueno, en mi caso, Peter y yo no solemos pelear y si lo hacemos es por cosas insignificantes. Y lo mejor es que él ha cambiado mucho, dejo las drogas y todos los días se esfuerza por vivir mejor, alguien con esa fuerza de voluntad será más que un buen esposo y padre, no me puedo quejar—manifestó una muy orgullosa Megan, sonreí alegremente por ella.

— También pienso que Darren será un buen padre— dije, con sinceridad.

— ¡Eso ten por hecho! ¡Será el mejor! —aseguró Megan, quien siempre deja en claro su lealtad hacia su mejor amigo.

—No sé, él tiene un carácter difícil, yo no me fiaría del todo—comentó Davina, quien a diferencia de Megan no tenía nada bueno que opinar sobre Darren.

El verdadero Darren #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora