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"El mundo no está en peligro por las malas personas, sino por aquellas que permiten la maldad" —Albert Einstein.

Hayden

Al otro día ya estaban firmados los papeles que debía llevarle al señor Morales para hacer la contratación completa y formal. En alguna carta que su madre le había enviado, se le había pasado la mano escribiendo que Dimitri, si pudiese, quería trabajar con Hayden ya que no sólo era una gran oportunidad, sino que, además de estar más tiempo con Hayden, Dimitri aprovecharía el talento que tenía para escribir. Hayden, con sorpresa y gusto, habló con sus superiores para saber si había vacantes y los requerimientos en caso de que hubiera, afortunadamente, para ellos, una chica había renunciado y ya había un único puesto, que era muy conveniente ya que la mayoría de cargos que tendría el reclutado serían asignados con Hayden y los chicos.

Era el trabajo perfecto y estaba disponible así que no dudó en llamar al señor Morales para recibir indicaciones del proceso.


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Tenía preparada otra sorpresa, un ramo lleno de la flor favorita de Dimitri: Girasoles, iba a recogerlo de la universidad como sorpresa; al llegar media hora antes, quiso matar tiempo, pero no quería andar trayendo las flores de aquí para allá y no quería dejarlas en el auto así que decidió esperar frente al edificio.

Pasaban las horas en incluso pensó que se había equivocado de edificio, pero no, estaba en el correcto; recordó que esos días trabajaba con Tito así que se dirigió para allá, preguntó por él y dijeron que aún no llegaba, que tampoco lo habían visto. Sus nervios aumentaron así que fue a casa, vio las luces encendidas así que se calmó un poco.

Tocó la puerta ya que se le habían olvidado las llaves, pero nadie le abría. Forcejeó la cerradura impacientemente, preocupado por lo que le pudo haber pasado a Dimitri como para que no contestara, no pudo entrar así que empezó a buscar la llave de repuesto en el jardín. No les tuvo cuidado a las plantas, llenó sus manos de tierra y finalmente encontró la llave. Corrió hacia la puerta y al entrar vio un caos, estaba todo tirado, había cosas rotas, el marco de una fotografía que tenían ellos dos estaba roto y en el suelo; comenzó a gritar su nombre, buscándolo y viendo en cada rincón de la casa para ver si lo encontraba, no había nadie en ese lugar así que en su desesperación marcó a la casa de su madre.

—¿Bueno?

—¡Mamá, ven con los muchachos! Rápido, Dimitri no está, hay un caos y nadie lo ha visto, ven cuanto antes —colgó sin tener una respuesta de parte de su madre, él sabía que llegaría pronto.

Más detalladamente, estaba buscando algo que lo ayudara a saber qué estaba pasando con él, vio el piso y los cristales, no había sangre afortunadamente, pero aún no encontraba nada.

Se acercó a la cocina y vio que había varios platos sucios y comida a medio acabar, supuso que salió de la escuela antes, pasó a comer antes de ir con Tito, pero algo pasó... Desde la cocina vio la puerta y fue hacia ella, la perilla de adentro tenía un metal atorado, pero estaba más adentro que salido y eso fue clave para entender lo que puso haber sucedido: Al salir antes de clases antes, llegó a casa a comer, como lo había pensado, pero seguro alguien había forzado la cerradura y se lo habían llevado...

Mi razón para seguir adelante ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora