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"Y es que el amor no necesita ser entendido, simplemente necesita ser demostrado" —Paulo Coelho.

Dimitri

—¿Está...?

—¿Verdad que sí?

—Está sonriendo...

—¡Agh, a callar, las dos! —gritó Nikolay, desesperadamente, mientras golpeaba la mesa.

Dimitri estaba sonriendo, se sentía ligero y sentía un pequeño cosquilleo en su nuca, como si una breve ráfaga de viento hubiera cruzado en su camino. "Hayden", el nombre Hayden sonaba a algo muy bello, como de una persona valiente y fuerte.

Después de intercambiar nombres, Dimitri salió corriendo hacia el banco de su padre, estaba tan contento, que no veía claramente su entorno y casi lo aplasta un camión; corría despreocupado de su cámara, sabiendo que, aunque Tito (su nuevo jefe) no le comprara una nueva, él lo haría después de trabajar y ganar dinero. Cada que pensaba en su nuevo trabajo, una sonrisa salía de él, porque recordaba a Hayden y aquel hermoso encuentro.

Al llegar al banco, se hizo un gran escándalo porque no lo dejaban pasar ya que estaba empapado; él les decía a los guardias que su papá era el nuevo jefe, pero nadie le creía. Él estaba muy ocupado recordando a Hayden así que no le tomó mucha importancia, después de eso, se le hizo raro que no lo reconocieran, que ni siquiera consideraron el hecho, ni porque él también era alto, rubio y de ojos azules.

Cuando su padre salió, regañó a los guardias, les dijo que no volvieran a dejar a su hijo fuera del edificio empapándose, lo que ellos no supieron era que, al llegar a su casa, Nikolay le gritó a Dimitri por haber tardado tanto y presentarse en el banco con esas apariencias de vago. Stacy había llegado tarde por haber visto la universidad, pero, en cambio, Nikolay volvió a regañar a Dimitri por dejar a su hermana sola, cuando él fue quien le dijo que lo debía de visitar en el banco y ella le dijo que se fuera con su padre.

Pero todas esas cosas ya estaban en el pasado para Dimitri. Él estaba contento ya que era un nuevo día e iría de nuevo al Black Eagle y, tal vez, podría ver Hayden de nuevo, aunque no quería hacerse ideas ya que, si él no aparecía, le dolería a Dimitri, la cual es la razón por la que le teme al amor, porque no hay nada seguro en él.

—Ve a dar un paseo o algo —dijo Nikolay a lo cual Dimitri asintió y se fue caminando hacia el elevador para irse del banco—. ¡No llegues tarde! —gritó antes de que se cerraran las puertas.

Caminó dos cuadras y llegó a su nuevo trabajo que se le hacía bello. Se percató de que había un nuevo guardia, el cual sí estaba despierto; le pidió una identificación y él le mostró la de estudiante, le faltaban meses para tener la mayoría de edad, pero explicó que Tito lo había contratado, que podía preguntarle al dueño si era necesario. El guardia ya estaba enterado, sólo seguía su protocolo, le dio la bienvenida, Dimitri hizo lo mismo.

Al entrar, escuchó las voces de mucha gente tomando y riendo, apenas era temprano, antes de las cinco de la tarde, ni siquiera se veía aún el atardecer, pero ya había mucha gente.

—¡Dimitri!

—¡Tito!

Ambos se abrazaron y palmearon sus espaldas. Tito rodeó la espalda de Dimitri dirigiéndolo a la barra del fondo en la que debería atender a los clientes.

Tito era un hombre de piel clara, aunque no tanto como la de Dimitri; tenía poco cabello y muchas canas donde no había calvicie; tenía su piel ya con varias arrugas y algunos lunares, el señor tenía unos sesenta o setenta años fácilmente, pero era una persona muy amigable y risueño.

Mi razón para seguir adelante ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora