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"La victoria siempre es posible para la persona que se niega a dejar de luchar" —Napoleón Hill.

Dimitri

Él quería ser alguien victorioso, quería seguir luchando, pero recordaba aquella mirada, aquella que lo atormentaba y le hacía temblar...

—¡Dimitri, ya vámonos! El vuelo ya casi sale, maldita sea, de no ser por tu madre, ya estaríamos allá...

Nikolay seguía gritando, Dimitri y Stacy escuchaban cómo su padre le pegaba a Jenna, diciéndole que se apurara y que era una desagradecida. Ambos salieron de las habitaciones lo más rápido que pudieron, mirándose entre sí como cómplices; Stacy se puso un dedo sobre sus labios haciéndole entender a Dimitri que no hiciera ruido para que sus padres no los escucharan desde la sala, a lo que este sólo asintió nervioso, ambos escuchaban los golpes que recibía su madre y los jadeos ahogados que emitía.

A Stacy se le salió una lágrima que se limpió como si nada, Dimitri tragaba saliva sin cesar. A pesar de que no tuvieran una buena relación, ambos eran hermanos que sufrían por su madre y, aunque Stacy nunca había sido maltratada por su padre, ella sentía miedo y pena por su madre y hermano.

Los golpes se detuvieron, Stacy subía y bajaba sus manos haciendo señas para que Dimitri respirara hondo y se calmara, no era primera vez que sucedía y Stacy ya sabía cómo tratar con él; una vez que ambos estaban más tranquilos, contaron con los dedos hasta tres y bajaron corriendo, Stacy siempre por delante como si estuviera protegiendo a su hermano menor, era como si escondiera su odio hacia él cuando hubiera situaciones de ese tipo, o tal vez era lo contrario, y se escondía una hermana realmente protectora tras una máscara de cruel y egoísta.

Dimitri veía a su padre, de espaldas, en el pasillo, abriendo la puerta y colocándose su abrigo mientras pateaba un par de maletas grises; también veía a su madre, levantándose del suelo y colocándose bien su vestido de rosas, limpiándose las lágrimas y masajeando sus brazos llenos de moretones.

—Vamos, mamá —decía Stacy, con una voz que (al menos a ella) la hacía sentir superior, desde la puerta junto a su padre. Como si nada hubiera pasado—. Papá nos está esperando.

Su hermana y padre salieron, Stacy ayudaba a meter las maletas, riendo con su padre por la emoción de ir a Canadá. Dimitri alzó y dirigió su mano a su madre, dándole a entender que él estaba para ella y que le ayudaría en lo que fuera, su madre sólo se limpió las lágrimas y cambió su rostro débil por uno serio, miró hacia la mano de su hijo y se volteó, dejando a Dimitri solo y con la mano extendida.

—Dimitri, vamos —decía su madre caminando hacia fuera, dirigiendo una sonrisa a su marido—. Sabes que no debemos llegar tarde.


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En el aeropuerto se veían muchas personas, todas iban rápidos y seguros de adónde se dirigían, no se veía a nadie con una sonrisa, ni con familia, era como si todos estuvieran en un velorio.

Mi razón para seguir adelante ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora